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Los valores del boicot

Por: José Rojas.
Por: José Rojas.

La democracia necesita de una oposición real, inteligente, oportuna y constructiva, con principios que comprometan a los interlocutores en un dialogo de responsabilidades, con autoridad moral y no solo con poder de convocatoria demagógica y fugaz. Nada de eso existe, todos los que fungen de opositores (incluyendo la disidencia colorada) son cazadores furtivos de saco y corbata.

La oposición paraguaya –además de torpe- es hipócrita, inmadura, los políticos no saben cómo se hace una verdadera oposición. Engañan a sus seguidores y se autoengañan oponiéndose sin crítica razonable, evitan el diálogo, pretendiendo que esa actitud les garantizará votos, que en definitivas es lo que están buscando. Efraín y Rafael no lo van a lograr de esta manera.

Crear obstáculos sistemáticos para convencer al electorado no es el camino adecuado y la prueba es palpable: las plazas del Congreso están vacías y no convocan porque saben que no vendrán.

No tienen discurso que construya oposición, en definitivas no cuentan con la empatía popular creada sobre la base de un auténtico perfil político. Ante esta carencia encabezan turbas de barras bravas alquiladas que destrozan todo a su paso buscando eliminar un proyecto válido, legal y constitucional como el referéndum, porque saben que de triunfar el SI, todos ellos desaparecen del escenario político. Es este su único objetivo. No existe otro.

Efraín y Rafael están en campañas negras, personales; uno por granjearse algunos votos para el 2018 y el otro por evitar la cárcel.

En la generalidad de los casos, las campañas negras tienen por objetivo impulsar guerras sucias para desgastar al enemigo político, tratar de hundirlo, y más aun si éste lleva buena ventaja en un enfrentamiento democrático. Pero estas campañas no tienen sustento real, son mediáticos y quienes lo impulsan se cuidan de elegir el escenario para lanzar sus misiles, lo hacen a través de medios amigos para evitar contrapreguntas y que el mensaje se transmita cuanto antes y tal como se lo emitió.

Como no tienen bases sólidas duran poco, con efecto pasajero, no influyen, terminan con un efecto boomerang, vuelve y convierte en un gran charlatán a quienes lo iniciaron, en embusteros, a veces el efecto va acompañado con una demanda por difamación y calumnia.

La campaña sucia no se instala en el consciente colectivo, no influye, no inclina la balanza ciudadana y por el contrario fastidia el ánimo y termina siendo rechazado o ignorado.

Esta campaña negra de Efraín y Rafael no privilegian un posible diálogo, no pretenden privilegiar el debate de ideas; no le interesa porque no garantizan votos y no evita la cárcel y lo que es peor carecen de contenido, buscan el poder, ¿para hacer qué?

No están solos, detrás van otros ciudadanos, con las mismas pretensiones destructivas. Todos ellos desgastados, nada que admirar, salvo que garanticen que ya no se presentarán en el 2018. ¿Quienes atacan?, ¿cuáles son sus registros?, sus prontuarios o antecedentes de conductas personales no los habilita como referentes de la democracia. La hipocresía llegó a límites extraordinarios.

Analicemos algunos de los protagonistas del momento.

Marito, demostración clara de stronismo puro, renovado pero con las mismas intenciones: Reivindicar la dictadura. Cartes dejó de confiar en él y le retiró su apoyo. Entonces se fue a la oposición. Reacciona como novia enojada, no le desagrada la enmienda, pero quiere ser el centro de atención. Regresar al oficialismo colorado tiene una condición: quiere ser candidato de Cartes si es que no prospera la reelección. Hace negocios con el Estado, le vende asfalto. Así da gusto ser disidente.

Efraín debe explicaciones de su tarea al frente del ministerio de Obras durante el gobierno Lugo. Cuando asumió Cartes, el MOPC debía a las empresas y no tenía dinero en caja. Quiere ser presidente y para limpiar el camino debe eliminar a Cartes y a Lugo y desató una guerra sucia, campaña negra porque en las tribunas de ideas pierde. Pretende construir sobre la destrucción. La enmienda lo deja fuera, sin chances. No tiene carisma, no convence. Es paradójico, no es nada ‘alegre’. La gente no olvida que cuando fue ministro de Lugo sí estaba convencido de las bondades de la reelección.

Desirée, en otra vida habrá sido actriz. Repentinamente olvidó que violó la Constitución apoyando a Lugo, obispo candidato a presidente. Hoy apostó todas sus fichas por Efraín, único garante para Rafael.

No registran los archivos que Ferreiro haya exigido la defensa de la Constitución cuando el obispo Lugo la violaba con su candidatura. Quiere pasar del sillón municipal al de López y la enmienda le hará cuesta arriba esas pretensiones. Es presa fácil para las intenciones de Acero y AJ.

Acero, maestro de la estrategia detrás del poder mediático. Desde 1968 se escuda detrás de sus editoriales. Ya entendió que no tiene, ni tendrá ascendencia sobre Cartes, Lugo y Duarte Frutos, entonces bombardea fuerte contra la enmienda. Pero no lo hace por un principio ciudadano, tiene la mirada fija en las riquezas de la cosa pública, apoderarse de la industria energética del Estado. No confía en Alegre, lo usa. Su candidato es Ferreiro.

AJ se la tiene jurada contra Cartes desde que el presidente le clausuró las rutas del contrabando.

Y están los protagonistas con papeles secundarios, Silvio, alias trato “Apu’a”, Wagner, alias “Picudo”, Bachetta, Amarilla, entre otros que no merecen desperdiciar espacio y tinta.

Todos ellos pretenden manipular a una ciudadanía hastiada de la clase política que no resuelve sus verdaderos problemas y por el contrario solo les importa sus intereses personales: poder, dinero e impunidad, todo eso disfrazado en una supuesta defensa del patriotismo o defensa de la constitución.

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