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Maniobrando en la cuerda floja

Son varios los legisladores que están con cuentas pendientes en la Justicia; uno de los más mencionados es el diputado liberal Carlos Portillo, sobre quien pesa un pedido de pérdida de investidura presentado por varios colegas suyos. Sin embargo, ninguno está en la situación del añetete Miguel Cuevas, quien sigue fungiendo de presidente de la Cámara Baja, con todas las prerrogativas del cargo.

Es cierto que aún no fue imputado. De hecho, por eso está libre, ya que el delito por el cual se le investiga, el enriquecimiento ilícito, no prevé medidas sustitutivas, lo que significa que, en el caso de que la Fiscalía decida que hay elementos suficientes para hacer la imputación, deberá ir preso como medida preventiva.

Los 79 diputados restantes saben que esto es algo que puede suceder, y lo que parece increíble es que a ninguno de ellos le importe que, cuando eso ocurra, Cuevas siga en el ejercicio del cargo; sería por demás vergonzoso que vaya a prisión siendo presidente de una de las cámaras del Congreso, así que lo mínimo que deberían hacer sus colegas es sacarle el cargo y que quede como uno más de ellos. Por lo menos así sería menos alevosa la situación.

Pero nadie lo plantea. Según representantes de las bancaditas, como Rocío Vallejo, de Patria Querida, hay permanentes rumores de que lo van a sacar de la Presidencia, pero hasta ahora solo son eso, rumores. Mientras tanto, el tiempo pasa, la investigación fiscal continúa y la espada de Damocles podría caer en cualquier momento.

Para colmo, el poder que le da el cargo permite que manipule los temas a su conveniencia. Prueba de ello es lo que hizo esta semana, desconvocar la sesión ordinaria de ayer y convocar una extraordinaria el martes pasado, con los mismos temas del orden del día, que fueran decididos en la sesión de la mesa directiva.

A mucha gente le pareció inexplicable este cambio; sin embargo, se trata de una jugada bien astuta, ya que, de realizarse la ordinaria, Cuevas corría el riesgo de que allí se planteara sobre tablas el tratamiento del proyecto sobre pérdida de investidura, que está en comisión desde hace más de 2 semanas.

Para no exponerse a ello fue que suspendió esa sesión y convocó a la extraordinaria, un día antes, porque cuando la sesión tiene ese carácter, solamente se pueden tratar los temas para los que fue convocada, sin discursos ni tratamientos sobre tablas. Como el proyecto no figuraba en el orden del día, Cuevas evitó su tratamiento, por lo menos por una semana más.

Y lo más probable es que la próxima semana encuentre otro modo de postergar el tema, puesto que sabe que, de sancionarse la ley que reglamenta el artículo 201 de la Constitución, uno de los que podrían ser sometidos al juicio de pérdida de investidura es precisamente él. Acosado por la Fiscalía y con serias posibilidades de ser juzgado por sus pares, el exgobernador de Paraguarí e integrante del movimiento del presidente de la República, busca desesperadamente evitar cualquier cuestión que pusiera en riesgo su banca.

Estamos convencidos de que no todos los diputados son corruptos, ni siquiera la mayoría. Pero mientras agachen la cabeza y actúen como si todo estuviera bien, y no muestren ningún atisbo de vergüenza por quien les preside, no se nota demasiada diferencia entre ellos y los demás.

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