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Marionetas de ABC

Desde la caída de la oprobiosa dictadura de Alfredo Stroessner, ¿cuándo?, ya ni lo recordamos… en febrero de 1989, hace ya larguísimos 35 años, que “Acero” Zuccolillo, a través del diario ABC, es uno de los poderes fácticos más importantes del país.  Aprovechándose  de la credibilidad que acumuló ante el pueblo, en los años de lucha contra la tiranía, se fue convirtiendo poco a poco en una suerte de poder paralelo, para nada en las sombras, basado fuertemente en la opinión pública que le dio su respaldo irrestricto.

En todo este tiempo y bajo sucesivos gobiernos, puso a ministros, echó a ministros,  nombró a presidentes de la República, hizo salir a otros por la puerta trasera (caso Nicanor), persiguió a políticos, parlamentarios, jueces, etc., muchísimas veces con razón, otras sin razón, pero siempre dirigiendo la vida y milagros de tirios y troyanos.

El operativo mediático de ABC tiene siempre las mismas fases. La primera, inicia una serie de publicaciones negativas sobre el tema en cuestión. Invariablemente habla de corrupción.  La segunda, pide la opinión de los enemigos de los afectados por su campaña. Y la tercera, “aprieta” a los responsables de tomar decisiones, generalmente el Ejecutivo, para que rueden las cabezas de sus víctimas. Así se cierra el ciclo y empieza otro…y otro.

Sus instrumentos son generalmente los políticos. Sus eternos servidores. Mediocres y corruptos, ellos mismos, buscan ampararse en la sombra del diario para sobrevivir un par de años más en la jungla política en  la que están metidos. Son serviles, son funcionales a ABC, marionetas  que no tienen una pizca de patriotismo. No miran más allá de sus narices, Zucco en el fondo los desprecia profundamente, pero se sirve de ellos.

Pero ha pasado el tiempo y el prestigio del diario ha ido resquebrajándose. Es que salieron a luz tremendos fatos de su “impoluto” director que dejaron boquiabiertos a muchísimos de sus fieles lectores.

Había sido que no todo era patriotismo con “Don Acero”, eran negocios, miraba sus bolsillos, como cualquier Juan de los Palotes,  ¡vaya prócer del periodismo paraguayo!

El caso más emblemático que está soportando el hombre es la acusación de haber lavado las montañas de dinero que desvío su compañero de banco, Nicolás Leoz,  de la Conmebol. La sospecha, no es nuestra, es del actual titular de la central del fútbol sudamericano, Alejandro Domínguez. “Como mínimo son cómplices”, dijo. Por supuesto eso no le bastó al fiscal Hernán Galeano para tomar cartas en el asunto. Se hizo el ñembotavy, así de influyente es aun el diario de Zuccolillo.

Ya a los tumbos, las impudicias de ABC tuvieron un feroz parate en el gobierno actual. HC no se dejó influenciar por Zucco ni por su diario. Gobernó como el creyó oportuno. Aguantó todo. Hasta ahora. Le corto el chorro de la publicidad de Itaipú y sigamos adelante como si nada. “Don Acero” jamás le perdono eso. Por eso hasta ahora está pataleando. Intenta por todos los medios vincular a HC con el caso Messer, como si ser amigos fuera un delito.

Por supuesto quiere utilizar ese argumento para negarle la renuncia y evitar que jure como senador activo.

Y las marionetas de siempre ya están listas para salir a escena. El oficialismo liberal encabezado por el eterno perdedor Alegre y ahora un par de disidentes de Añetete, encabezados por el rey de los traidores, Arnoldo Wiens, quien está mordiendo la mano de alguien que lo sacó de la basura política.

Por supuesto Zucco seguirá azuzando. Pero es muy poco probable que tenga éxito. Ya no es como antes, tiene varias “campañas” perdidas últimamente. Además, hace rato le salió un hijo macho.

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