ADN Digital
La crónica de ADN era sumamente alentadora. Daba cuenta de la gran cantidad de argentinos que llegan todos los días a la capital de Itapúa para realizar compras de artículos de todo tipo, especialmente electrodomésticos, que por el tipo de cambio y demás, tienen precios sumamente más convenientes que en el vecino país.
La información hablaba incluso de la cantidad de turistas que entraban a Encarnación diariamente, desde la víspera de la fiesta de Navidad. Se trataba de un promedio de 30 a 50.000 personas por día. La sumatoria total era de 165.000 argentinos que habían pisado suelo paraguayo, en cuatro días, para hacer sus compras de fin de año.
Se espera una afluencia similar esta semana donde los contingentes de compristas se precipitarán de nuevo hacia tierras paraguayas para hacerse de productos con los cuales dar una digna bienvenida al 2018…
Esta fuga de consumidores hacia el Paraguay es tan intensa que preocupa incluso al gobierno de Macri, que intentó una serie de medidas que no surtieron efecto ya que sigue el éxodo hacia las tiendas de “La Perla del Sur”.
Hasta aquí todo bien. ¡Qué bueno! Pensaba uno satisfecho con lo bien que les estaba yendo a los encarnacenos.
De pronto, un detalle, ¿cómo calificarlo?…incongruente…preocupante, absolutamente incomprensible.
El epígrafe (el textito) que acompañaba la foto decía lo siguiente: “Las colas de vehículos que ingresaban de Posadas a Encarnación, tenían entre 8 a 14 kilómetros de largo…”
Pero ¿cómo?, eso es un desastre. Posiblemente se produzca de vez en cuando, pensamos. Consultamos. Nooo…eso es así desde hace mucho tiempo desde que empezó el auge de compras.
Increíble. Aparentemente los “clientes” extranjeros son todos masoquistas, están con su vehículo al sol candente horas y horas avanzando a paso de tortuga en colas interminables.
Hay que tener coraje para emprender esta aventura. ¡Qué bárbaro!.
Pero lo que surge inmediatamente luego de la inmediata indignación por la falta de visión del “negocio”, es…qué diablos hacen las autoridades de Itapúa y Encarnación para solucionar este problema o por lo menos atenuarlo. ¡Se pasan rascándose!, evidentemente.
Son un hato de inoperantes, inútiles, que posiblemente se diviertan con este asunto o tratan de lucrar con él en lugar de buscarle una salida.
Se debe liberar inmediatamente el paso en la frontera y aduana paraguaya. Que entren como por un tubo todos los que quieran, hasta Encarnación, luego establecer controles para los que quieran ir más allá. Al estilo brasileño en el Puente del Amistad. Dejarse de burocracias que son un verdadero lastre para el país. ¡Qué tienen en la cabeza estos funcionarios!
Hay que aprovechar todo lo que se pueda esta ola de riqueza que llega al Paraguay.
Y los comerciantes y la ciudadanía encarnacena movilizarse ya para que pongan inmediatamente manos a la obra.
¡Entre 8 y 14 kilómetros para cruzar! ¡Ridículo!.