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Los venezolanos van este domingo a unas elecciones opacas, trabadas y manipuladas de modo grotesco por el régimen chavista, pero que son centrales porque pueden demostrar hasta qué punto pesa el deterioro incesante del gobierno de Nicolás Maduro y la posibilidad de la oposición para rearmarse. Un total de 18 millones de electores elegirán hoy a 23 gobernadores.
CARACAS.- Según las encuestas en 15 de los 23 estados, la dirigencia disidente se encamina a victorias seguras, en otros cinco hay paridad y solo en tres el oficialismo aseguraría su triunfo, refiere el diario argentino Clarín.
Si ese cuadro se cumple como se anticipa, será un duro golpe para el gobierno que ha intentado por todos los medios complicar la elección cambiando de lugar a sitios más distantes los centros de votación o bloqueando a diferentes candidatos.
Venezuela está en una crisis terminal con un pronóstico, según el FMI, de una nueva retracción de 10% de su economía y una inflación que este año redondeará el 653% y el próximo a un espectacular 2349,3%.
Asumida como una dictadura clásica, la jerarquía chavista había decidido guardar las urnas atento al agudizado deterioro del régimen. Hace un año que estas elecciones debieron realizarse. Con la misma actitud censuradora, también se congeló para siempre la disposición constitucional de la Carta Magna escrita por el fallecido Hugo Chávez, que dispone que los cargos electivos, de presidente para abajo, debe ir a un referéndum revocatorio a la mitad del mandato para que la gente decida si deben continuar en su cargos. Maduro alcanzó la mitad de su gobierno el año pasado pero se dedicó a una esgrima de un supuesto diálogo con la oposición que incluso comprometió en una fallida gestión al Vaticano, para patear la historia hacia adelante y escapar de ese compromiso que le auguraba un rotundo fracaso, agrega el medio argentino.
Estas elecciones se producen después de unas protestas callejeras que dejaron cerca de 150 muertos en todo el país, en su mayoría jóvenes acribillados por las bandas paramilitares y parapoliciales del régimen. Las marchas se apagaron hace dos meses debido a ese enorme costo de sangre y el aumento geométrico de los presos políticos, hoy por encima de los cinco centenares. El gobierno sacó entonces las urnas de los roperos con la intención de mejorar su imagen hacia el exterior para evitar que se amplifiquen las sanciones. Estados Unidos, castigó a toda la jerarquía del régimen cerrando sus cuentas bancarias en ese país. Y también bloqueó la emisión de nuevos bonos para fondearse con la hipoteca de la deteriorada petrolera estatal PDVSA. Europa analiza un camino similar que sería aún más penoso para el régimen.
Según fuentes diplomáticas, todo el dinero de la enorme corrupción que sufrió este país se encuentra depositado en su mayor parte en entidades europeas, con España al frente de ellas. Si se cierran las cuentas, el quebranto personal de los jerarcas del chavismo seria total y convulsionaría a la nomenclatura chavista. Esa corrupción es la que ata los hilos del poder con las fuerzas armadas y permite su continuidad aun pese al acorralamiento creciente que produce la crisis económica.
