El presidente Mario Abdo Benítez habló ante la Cumbre del Mercosur, en Montevideo, y como en otros foros internacionales repitió que el ciudadano paraguayo “ha despertado y pide que no seamos indiferentes a los justos reclamos”, y enfatizó en “la lucha de la sociedad contra la corrupción e impunidad”.
ASUNCIÓN.- Ese reconocimiento ante sus colegas del Mercosur queda ahí, en el papel si se tiene en cuenta que los reclamos de casos como el de Patricia Samudio en Petropar y Miguel Cuevas en Diputados hasta hoy siguen impunes.
En cuanto al aspecto económico, el cónclave debate una agenda de un mayor intercambio comercial como herramienta para enfrentar la desaceleración regional.
Un documento debatido en el bloque, y cuyo origen es la Cancillería brasileña, apunta que “durante la presidencia pro tempore uruguaya, el Mercosur avanzó tanto en su agenda externa como en los temas intrabloque”.
El presidente paraguayo apuntó que, “a pesar de las críticas, los avances del Mercosur en materia económica y comercial son evidentes y deben ser optimizados para el desarrollo de sus países miembros” y agregó que, “el Mercosur debe atender con especial énfasis al ciudadano y el desarrollo de la institucionalidad, analizando con responsabilidad sus verdaderos requerimientos”.
Abdo fortaleció la importancia de la pronta entrada en vigencia de los Fondos para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), lo que significaría para Paraguay unos US$ 550 millones dentro de los próximos 10 años.
El Mercosur representa a la quinta economía global, con un Producto Interno Bruto (PIB) de US$ 2,7 billones. Más del 10% de las exportaciones brasileñas tienen como destino a los demás socios del bloque, y el 89,1% de esas exportaciones son productos manufacturados.
Desde la creación del Mercosur, en Asunción en 1991, el comercio entre los socios se multiplicó por nueve, pasando de US$ 4.500 millones en 1991 a US$ 40.400 millones en 2017.