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ASUNCIÓN. Isabel Caballero y sus hijos se encontraban en el domicilio de Capiatá hasta donde llegó el suboficial Isidro Casco para matar a sus dos bebés, sus suegros y una cuñada, hiriendo de gravedad a otros dos adolescentes. En un espeluznante relato, Caballero comentó que se arrodillaron ante el policía, rogando por sus vidas, y que su hija intentó correr con el bebé del policía en brazos, pero este le disparó al niño en la cabeza. Dijo que Casco llegó a la madrugada con la firme decisión de acabar con toda su familia.

”Entró primero a la habitación de sus suegros y después a la de sus hijos. Uno de sus hijos, un bebé, estaba con nosotros en la pieza. Él quería asesinarle solo a sus hijos. Cuando mi hija salió corriendo con el bebé en brazos vino y le disparó a la criatura en la cabeza. Gracias a Dios no le disparó también a mi hija”, comentó la sobreviviente.

Lo que se destaca también es que Casco tenía problemas de consumición de drogas y alcohol y ya había una denuncia en contra suya por parte de su esposa, a pesar de lo cual no tuvo ninguna sanción ni se tomó alguna precaución. El cuerpo policial se limitó a trasladarlo a menudo, a varias comisarías.

Esta madrugada, “por la forma en que le vimos estaba drogado. Era muy nervioso, se alteraba y consumía drogas. Siempre decía que nosotros nos sentábamos a hablar de él”, comentó Caballero.

Agregó que “a nosotros nunca nos amenazó, pero sí a mi prima. Supuestamente era constante eso. Todo era normal cuando venía para ver a sus hijos, pero, hace tiempo tenía problemas por consumo de droga y alcohol”.