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ASUNCIÓN.- Hay una cosa incuestionable, las posturas a favor o en contra de la enmienda están asumidas y a esta altura de los acontecimientos nadie va a pasar de un sector al otro. Así que cuando se habla de impulsar negociaciones para salir de la crisis, nadie pretende imponer su criterio sino administrar las diferencias, buscando una salida al conflicto.
Y para lograr esto, no se necesita ninguna varita mágica; lo único que hay que acordar es someterse a lo que resuelvan las instituciones del Estado habilitadas para encontrar una salida a esto, teniendo como base la Constitución Nacional y el marco legal de la República. Si estas instituciones dicen que la enmienda es válida, hay que aceptar que lo es, y si dice lo contrario, también.
Si resulta válida viene el segundo paso, el veredicto de la voluntad popular. Este es inapelable y nadie puede desobedecerlo. Así es como se solucionan las crisis en los países en donde rige el Estado de Derecho. Si una situación determinada se enmarca en la Constitución y las leyes, es la mayoría la que decide si se la aprueba o no. Lo demás no es más que un mecanismo de distracción para evitar que se inicie un proceso válido y legal.
