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Los dirigentes de las bases coloradas están molestos por los exabruptos que tiene, cada vez con más frecuencia, el expresidente de la República, Nicanor Duarte Frutos, quien ahora pretende, por segunda vez, ocupar una banca en el Senado. Aseguran que dice estupideces porque no tiene votos y esto le saca de sus casillas.
ASUNCIÓN.- Duarte Frutos siempre fue un disparatero, aun cuando era presidente de la República. De hecho, su descontrol es lo que hizo que en las internas coloradas del 2007 quedaran tantas heridas abiertas que la ANR terminó perdiendo el poder después de 6 décadas.
Por lo tanto, no es que alguien debiera extrañarse por las estupideces que dice, sus permanentes ataques al presidente Horacio Cartes y sus cambios de humor. De todos modos, hay gente que piensa que lo que anda haciendo es exagerado, hasta para él, y que eso demuestra que todas las evidencias le indican que ya no tiene votos y que, definitivamente, ya es historia.
Por lo menos eso es lo que dicen los dirigentes de base, que consideran que las oportunidades de que Nicanor siga teniendo algún tipo de incidencia en la política nacional son nulas. Es más, muchos están convencidos de que, ni siquiera, logrará en las internas los suficientes votos para integrar –en un lugar “entrable”- la lista de candidatos al Senado por la ANR.
Para colmo, Nicanor parece no haber aprendido nada de los años de trayectoria política que tiene, o, por lo menos, no se ha dado cuenta de que las expectativas del electorado cambiaron considerablemente, y hoy quieren menos circo y más programas de gobierno. Él parece haberse quedado en el tiempo, cuando conseguía más votos el que más agredía al contrincante.
Por eso toda su campaña para el Senado está basada en el ataque al gobierno. Y es tan pintoresco porque le ataca a Cartes, supuestamente por no hacer lo que él no hizo durante los 5 años que tuvo en sus manos la Presidencia de la República. Así que lo único que despierta es la hilaridad de los futuros electores, que ya están podridos de payasos descontrolados, viejos y de poca credibilidad.
