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El llamado a dialogar, a “bajar los decibeles” y propiciar inclusive un encuentro entre los líderes de ambos movimientos ha caído, hasta ahora, en saco roto. Los mediadores insisten en que seguirán conversando, pero no dan ningún dato que haga pensar que se llegará a un acuerdo para zanjar la crisis. La única constante en las últimas dos semanas es el silencio.
ASUNCIÓN.- Faltan dos semanas para que los senadores electos sean convocados para jurar en el cargo. El 1 de julio asumirá el nuevo Parlamento, así que un día antes es el plazo para que las cámaras del Congreso acepten la renuncia de Horacio Cartes a la Presidencia.
La febril actividad que parecía darse los primeros días después de la fracasada sesión del Congreso ha desaparecido. Llamaron al diálogo, recomendaron que se bajaran los decibeles, todo tendiente a encontrar un punto común que hiciera superar el problema. Sin embargo, hasta ahora, todo esto ha caído en saco roto.
Lo único que se escucha por parte de los mediadores es que continúan las conversaciones, pero nada más, lo que hace pensar que, a pesar de las mismas, la situación sigue siendo exactamente la misma que la de hace dos semanas. Justamente este fue el plazo que puso Juan Carlos Galaverna para que se solucione el conflicto; sin embargo, en este tiempo lo único constante fue el silencio.
Es como si ninguno quisiera hablar por temor a reconocer que las negociaciones fracasaron y que es prácticamente un hecho que Cartes no podrá jurar como senador, a pesar de haber sido habilitado por la Corte Suprema de Justicia, electo por el pueblo y proclamado por la Justicia Electoral, simplemente porque a un sector del Partido Colorado no le da la gana.
Para colmo, los que fueron punta de lanza en esta crisis, Arnoldo Wiens, Blanca Ovelar y Eduardo Petta, los que quebraron la unidad del partido, están literalmente desaparecidos, posiblemente porque ellos saben que no pueden mantener ni justificar su actitud, sobre todo si se les pregunta por qué aceptaron hacer campaña por todas las candidaturas de la Lista 1 y, luego de las elecciones, cambiaron de actitud.
Esta crisis va mucho más allá del juramento de Cartes y puede implicar una fractura del Partido Colorado, lo que haría que Abdo Benítez no tuviera la gobernabilidad que necesita. Pero parece que los añetetes no se dan cuenta de lo que verdaderamente ocurre y están dispuestos a dar rienda suelta a sus caprichos.
