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ASUNCIÓN.- Luis Alberto Mauro, asesor del Tribunal Superior de Justicia Electoral, recordó que el voto es secreto y libre, y no hay forma de que un candidato pudiera saber quién votó por él y quién no. Así que todos los que, supuestamente, reparten dinero a cambio de votos, en realidad no tienen forma de saber si el trato se cumplió o el elector se limitó a recibir el dinero y hacer lo que se le antoje.
Parece una perogrullada, pero la aclaración de Mauro es oportuna, ya que, de acuerdo a varias denuncias, hay mucha gente, especialmente de estrato social muy bajo y con muchas necesidades, que se siente presionada, ya sea por dinero o por algún otro motivo, como su puesto laboral por ejemplo, para apoyar a tal o cual candidato.
A medida que se aproxima el día de las elecciones, surgen versiones de lo más disparatadas, como que hay boletines especiales, con códigos ocultos, o que cada quien debe llevar su propio bolígrafo porque los que proveen en las mesas de votaciones, en realidad, tienen tinta que se convierte en invisible poco después de marcar los boletines.
En fin, los rumores son muchos, la paranoia bastante intensa y de ahí que la aclaración del asesor del TSJE venga a cuento para recordar algo que deberíamos saber todos, pero que mucha gente parece olvidar. Nadie puede presionar a un elector a que vote de una forma determinada, porque no hay ni códigos secretos, ni tinta invisible, ni cámaras ocultas en el cuarto oscuro, en donde solamente están la persona que va a votar y su conciencia.
Mauro dijo que el sufragio es secreto y que ni siquiera las autoridades de mesa pueden ver por quién votó un elector, porque la papeleta se entrega doblada. Con la llegada de los celulares con cámara, hubo alguna vez que quienes pretendían comprar votos se salieron con la suya ya que obligaban al vendedor a que tomara fotos a los boletines marcados.
Sin embargo, pronto salió la disposición del TJSE que prohíbe el ingreso con teléfonos celulares. Es más, el mismo Código Electoral introdujo esta prohibición y estableció que si un elector es descubierto fotografiando su voto, es sujeto a una pena de hasta 2 años de cárcel, y ya sabemos que los delitos electorales son excarcelables, es decir, no hay medida sustitutiva a la prisión.
