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El jueves comparecerá el ministro de Relaciones Exteriores, Eladio Loizaga, ante el pleno del Senado que lo interpelará sobre los motivos que hicieron que el Congreso no interviniera en el proceso de maquinización del brazo Aña Cua de Yacyretá. Pero tanto aspaviento no tendrá ninguna consecuencia ya que si los opositores quieren censurar al canciller, necesitarán 30 votos (2 tercios absolutos), lo cual es imposible.
ASUNCIÓN.- Ya resulta bastante confuso el resultado de la sesión del jueves pasado, cuando los opositores, encabezados por Miguel Abdón Saguier, consiguieron mayoría absoluta de votos (23) para aprobar la interpelación a Loizaga, habida cuenta de que los 2 bloques colorados no están a favor, tal como lo reconoció el mismo Luis Castiglioni –futuro ministro de RR.EE. del nuevo gobierno- quien afirmó que la acción decidida no tiene ningún sentido.
El proyecto de interpelación fue presentado el jueves por Saguier, y, sorpresivamente, se consiguió la mayoría necesaria para tratarlo sobre tablas y, además, aprobarlo, por lo que el secretario de Estado deberá presentarse el jueves para responder las preguntas que girarán sobre el tema Aña Cua y la decisión gubernamental de no dar participación al Poder Legislativo en el proceso.
Más allá de que el planteamiento resulta absurdo porque tanto Loizaga como Ángel María Recalde, director paraguayo de la EBY, han repetido hasta el hartazgo que, al ser una obra complementaria, la maquinización de Aña Cua no necesita la intervención del Congreso, esto no pasará más que de otra pérdida de tiempo, puesto que los opositores no tienen ninguna posibilidad de lograr la mayoría absoluta de 2 tercios que exige la Constitución para que los legisladores emitan un voto de censura contra el interpelado, si este no se presenta o sus respuestas no satisfacen.
En general, la interpelación nunca tiene resultados ya que el nombramiento y la permanencia de los integrantes del Ejecutivo es responsabilidad exclusiva del presidente de la República, así que, cuando el Senado o Diputados emite un voto de censura en contra de uno de ellos, lo único que hace es “sugerir” al jefe de Estado que lo saque del gobierno. En estos 5 años, aunque hubo unos cuantos votos de censura, el presidente Horacio Cartes no hizo caso a ninguno de ellos.
Así que el jueves, Loizaga acudirá al Senado, se sentará en el banquillo de acusados y dejarán que los opositores hagan su show. Terminado el circo, volverá a su despacho y todo seguirá igual, como si no hubiera pasado nada.
