ADN Digital
Artículos relacionados
ASUNCIÓN.- El abuso en el ejercicio de la mayoría en ambas cámaras del Congreso, al margen de los preceptos constitucionales, se ha convertido en un mecanismo arbitrario que degrada a pasos sostenidos la institucionalidad de la República.
Hace varios periodos que senadores y diputados tienen cuentas pendientes con su electorado, y vienen demostrando que adquieren sus bancas para resguardarse de delitos anteriores, en algunos casos, o para buscar beneficio en negociados que no tienen nada que ver con la labor legislativa para la que fueron electos.
Pero este Parlamento mostró ser chueco desde el vamos. No existe el menor respeto a lo que dicen la Constitución y las leyes y ha quedado decidido que las cosas se deciden a votazo limpio. El que tiene mayoría gana, sin importar que tenga la razón jurídica o no. El argumento que utilizan es que el Legislativo es el poder político, por lo que sus decisiones siempre son más políticas que jurídicas, lo cual es falso porque el respeto a las leyes no es una opción para nadie, y menos para un poder del Estado que es, justamente, el que las redacta.
A pesar de todo el razonamiento legal que se pudiera hacer, lo cierto es que en cada cámara del Congreso hay solo dos “artículos” que funcionan, el de la mayoría absoluta (23 en Senado y 41 en Diputados) y el de la absoluta de dos tercios (30 en Senado y 53 en Diputados) y es precisamente esta última la que aplicarán para enjuiciar a los tres miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral los abdistas y sus aliados opositores, que están funcionando como aplanadora en ambas cámaras.
