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ASUNCIÓN.- Le cuesta mucho a Fernando Lugo tomar una postura firme y coherente. Ahora mismo, no sabe si le conviene apoyar al gobierno o atacarlo. Por eso, por un lado justifica el accionar del ministro de Obras Públicas en el caso Pilcomayo, pero por el otro, forma parte del grupo que está dispuesto a frenar como sea la construcción de viviendas en el RC4.
Cada vez le resulta más difícil al expresidente Lugo definirse hacia un lado o hacia el otro. Lo que ocurre es que su tendencia izquierdista y opositora al gobierno de Horacio Cartes choca a menudo con su experiencia como jefe de Estado y así incurre en incoherencias difíciles de soportar.
Por ejemplo, se mostró bastante tolerante con el ministro de Obras Públicas, Ramón Jiménez Gaona, interpelado por el Senado por los últimos acontecimientos relacionados con el río Pilcomayo y la muerte de yacarés. Como expresidente, Lugo sabe que la tarea del gobierno y de los diversos ministerios no es sencilla y tropieza con miles de obstáculos diariamente.
Debe ser por eso que dijo en una entrevista radial que “tenemos que entender que no hay instituciones perfectas y tampoco hay ministros perfectos. Cualquiera puede fallar; cometemos errores”, algo que resulta sorprendente para el líder de un partido (Frente Guasu), que permanentemente ha conspirado con los enemigos del gobierno para boicotear cualquier acción que tenga su origen en el Ejecutivo, al solo efecto de perjudicar a Cartes.
Se podría considerar esto como una especie de sincericidio de Lugo, quien no tuvo más alternativa que reconocer que gobernar no es simple y no hay fórmulas mágicas para conseguir los objetivos propuestos.
Pero como no puede con su genio, otra vez dio una de cal y otra de arena. Mientras intentaba justificar a Jiménez Gaona, formaba parte del grupo que pretende impedir que el gobierno construya 1.000 viviendas sociales en el RC4 con la historia de que antes el Senado necesita saber quiénes serán los beneficiados.
Este es el mismo grupo conformado por los disidentes colorados y la Multibancada, que ha intentado que el lugar de la Caballería en Zeballos Cué fuera declarado área silvestre protegida, al solo efecto de impedir que Cartes pudiera concretar el proyecto del barrio que construirá para los damnificados de la zona.
