ASUNCIÓN.- A ABC, el diario de Aldo Zuccolillo, le tuvo muy sin cuidado la posibilidad de que violara leyes y disposiciones constitucionales a la hora de emitir audios de conversaciones entre políticos, jueces y fiscales, sin una orden judicial, tal como lo exige, sin excepciones, la Constitución Nacional.
Desde diciembre del año pasado, cuando empezó a emitir los audios, el pomposo “equipo de investigación” del matutino, amenazó con que tenía entre 240 y 260 grabaciones de conversaciones recibidas y realizadas desde el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. Por lo visto, estaban entonces convencidos, Zuccolillo y sus periodistas, que los únicos involucrados en el supuesto tráfico de influencias eran políticos ligados al presidente Horacio Cartes.
Cuando comprobaron que tirios y troyanos estaban comprometidos en el intenso tráfico, en donde, aparentemente, se negociaban sentencias y exposiciones ante el JEM para jueces y fiscales que no se alinearan al poder, los periodistas del diario enmudecieron rápidamente, convencidos de que no era eso lo que pretendía el patrón cuando ordenó la emisión de los audios.
Menos mal que otros medios y personas también tuvieron acceso a los audios, y los están emitiendo, de manera tan ilegal como ABC, pero democratizando la cuestión, demostrando que en el sector anticartista de la clase política y periodística también se cuecen habas.