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Patriotismo de pacotilla

Una de las más feas consecuencias de este debate pobre, estéril y sucio que enfrenta desde hace décadas a la clase política criolla es que las palabras han perdido su significado real y adquirido otro que es justamente opuesto al original.

Si algo falta en nuestro país es patriotas. Si hubiera alguna forma de poner como exigencia para el acceso a un cargo público que los aspirantes hayan dado siempre claras muestras de un contundente y decidido amor a la patria, dispuestos a jugarse por ella, de seguro los resultados de nuestras elecciones no serían tan patéticos como hasta ahora.

Pero no es así. Los patriotas siguen siendo una clase extraña, casi desconocida para los ciudadanos paraguayos contemporáneos, que deben conformarse con la antítesis de estos, con los sinvergüenzas, venales, corruptos, transadores e incapaces de preocuparse por el bienestar nacional. Y mucho más en las cámaras del Congreso, utilizadas por muchos que llegan a ellas como la cueva en la cual esconderse de la Justicia. Y muchísimo más en el Senado, en donde un grupúsculo avieso y desalmado ha tomado el poder y hace gala de él cometiendo los más ridículos atropellos.

Por eso es que resulta un absurdo tener que soportar a uno de estos personajes justificando el proyecto de Ley que establece la inamovilidad de los días feriados, diciendo que la motivación fundamental fue el sentido de patriotismo que se necesita despertar en la gente, pretendiendo hacernos creer que uno es patriota porque no trabaja el día de la muerte del mariscal Francisco Solano López o el de la batalla de Boquerón.

Patriotismo es justamente lo que estos personajes no tienen, por eso se abrogan el derecho de legislar a su antojo, sin importar que con sus desaciertos perjudiquen a un importante sector del Paraguay que trabaja y produce, ese país que está alejado de ellos, pero que debe sufrir las consecuencias de sus ramalazos.

Este proyecto –que esperamos no se convierta en ley y que Diputados vuelva a poner las cosas en su sitio- es un feroz retroceso a una de las victorias que se han tenido estos últimos años, porque impedirá que la ciudadanía pueda disfrutar de feriados largos, lo que hasta ahora había beneficiado ampliamente al sector turístico nacional y a los pequeños comercios de las zonas a las que acuden los paraguayos, entusiasmados con la posibilidad del turismo interno.

Si persiste la necedad de sancionar esta espantosa ley, ya no habrá feriados largos ni gran afluencia de turistas internos en el interior del país. Y no los habrá porque el grupete cree que así incentivará el patriotismo de la ciudadanía, como si ser patriota significa perjudicar el negocio del compatriota que depende del turismo.

Estos patriotas de pacotilla llevan tiempo haciendo más mal que bien al país. Y lo hacen de manera sistemática, bien pensada, sin improvisaciones. Porque no nos engañemos; el grupete no mete la pata ni comete errores. Todo lo que hace tiene el sistemático pensamiento de que generando caos interno, podrá impedir que HC continúe en el poder y tenga alguna chance de ser reelecto el año próximo. Al final, de eso se trata todo esto; esta es la clase de patriotismo que defiende esta gente, cuyo accionar es cada vez más nefasto para el país.

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