Eduardo Petta, ministro de Educación, controlando el ingreso de los funcionarios.
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Petta, siempre figuretti

ASUNCIÓN.- El ministro de Educación, Eduardo Petta, no puede con su genio y su desmedido afán figuretti, así que su primera acción de gobierno fue pararse al lado del reloj marcador del MEC y controlar la entrada de los funcionarios del ministerio. Lo cierto que esa no es su función y, en lugar de andar promocionándose en los medios, lo que tendría que hacer es apurar la refacción de escuelas que se encuentran en pésimo estado.

Si hay un ministerio en el que hay mucho trabajo es en el de Educación y Ciencia. Allí se necesita una persona seria, trabajadora e idónea en el tema educativo. Sabemos que Petta no es nada de eso y el cargo que le dio el presidente Mario Abdo Benítez sería algo así como un premio consuelo por no haber ganado las internas coloradas y competido por la Gobernación de Central.

Pero ya está allí y ahora lo que debiera hacer es ponerse las pilas y empezar a hacer un trabajo serio; a lo mejor así logra vencer la resistencia de la mayoría de los sindicatos de educadores, que no lo ven como alguien adecuado para el cargo.

Pero no, el sigue prefiriendo el circo al trabajo. Así que lo que hizo como primer acto de su gobierno fue pararse al lado del reloj marcador del MEC a controlar la llegada de los funcionarios, algo que ni un director de Recursos Humanos hace. Claro que él sabe que, como ministro, ese no es su trabajo, pero seguramente pensó que de esa manera todos los funcionarios lo verían y alguno lo comentaría ante los periodistas acreditados en el ministerio, que harían rodar el chisme.

Y fue exactamente eso lo que pasó. Porque si de algo conoce Petta es de circo y vedetismo. Ya hacía estas cosas cuando era director de Tránsito, y luego, en el Senado, en donde pudo dar rienda suelta a su carácter vedetista, con la anuencia de la disidencia colorada y bancadas de la oposición.

Acaso no recordamos cuando, el año pasado, llevó un colchón a su oficina del Senado y dijo que dormiría allí para “hacer guardia e impedir que se viole la Constitución”.

O sea que a Petta le encanta el show y figuretear en los medios, como si fuera importante lo que hace, aunque todos sabemos que, salvo ruido y circo, no hace nada. De hecho, en el Senado pasó sin pena ni gloria y si no hubiera sido por la cantidad de shows que protagonizó, nadie ni se acordaría de él en este momento.

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