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SALTO DEL GUAIRÁ. “Dos amigos murieron en el pasillo (de hospital). Te quedás con una impotencia terrible y te preguntás: ¿Qué clase de hombres sin sentimientos nos gobiernan?”, cuestionó Víctor Stanley, referente del sector de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes) de esta capital departamental.
En una intervención durante el programa Cara o Cruz, emitido por Unicanal, el empresario calificó la situación actual como “un caos”. En tono desafiante y como queriendo hacer llegar su voz al Gobierno enfatizó que “la economía no puede parar”.
“Y más cuando acá un Remdesivir se consigue por G 8.000.000 y en otro lado se consigue por 500.000 guaraníes. Estamos sin rumbo y sin alguien que nos gobierne”, remarcó.
Ya en relación con el supuesto control de las instituciones afectadas para garantizar la vigencia del decreto de cuarentena sanitaria, Stanley repudió que la fuerza pública no disperse sistemáticamente a las personas que practican deportes en los barrios o realizan reuniones sociales, violando la prohibición de aglomeración, pero arremeten con todo contra los comercios establecidos legalmente.
“Es una bofetada cuando la Policía no interviene los pikis (juegos de ‘pikivóley’), ni las fiestas clandestinas, pero castigan a los comercios formales que cumplieron los protocolos y solo quieren trabajar para seguir pagando cuentas y no despedir a sus empleados”, añadió.
Lamentó, igualmente, el estado de abandono del sistema público de salud de esta capital departamental, que no cuenta ni siquiera con una cama de UTI. También hay una falta de medicamentos, como el Omeprazol, al igual de que del oxígeno medicinal, ni “antibióticos esenciales2.
“Estamos mal. Un paciente gasta G 140.000.000 millones en 8 días. Estamos a nuestra suerte. Nosotros tenemos que trabajar. La junta médica te dice que hacen falta tres semanas y el Gobierno te dice que en 8 días se puede solucionar. Es mentira, estamos rotos económica, psicológica y moralmente”, deploró.
Además, insistió en que el sector de Mypimes no puede parar. “Me encantaría que el Gobierno pague mis cuentas, pero estamos debiendo y no nos queda otra que batallar. Necesitamos acción porque este virus se está llevando a nuestros amigos y familiares”, insistió.
“La gente ya no le tiene miedo a la Policía ni a los cascos azules. La gente está rabiosa porque ve esas promesas que no se cumplen, mentiras unas tras otra. El pueblo está cansado, esto ya no da más. Puede haber un colapso catastrófico”, advirtió finalmente.
