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Cada vez resulta más difícil de encontrar alguna explicación lógica a la actitud del sector liderado por Mario Abdo Benítez, aspirante a la Presidencia de la República y excandidato a la Presidencia de la ANR.
En los festejos por el aniversario de la ANR quedó en evidencia que la disidencia ha decidido dar la espalda al pueblo colorado. A primera vista esto no tiene sentido puesto que su líder tiene ambiciones presidencialistas, por lo que su campaña debería estar dedicada a obtener el apoyo y el favor del elector colorado, más aun teniendo en cuenta la historia partidaria, en donde nada está dicho hasta el final, y cualquiera puede ganar unas elecciones si trabaja con inteligencia y sabe vencer las dificultades de estar en la vereda de enfrente de quienes tienen el poder coyuntural.
Tal como lo dijo un diputado oficialista, lo que el colorado quiere es que el partido esté en el poder, sin importar quién sea el presidente ni quiénes los legisladores. Así que cualquiera pensaría que la disidencia tendría una mínima inteligencia para no hacer justamente eso que al electorado de su partido le molesta, que consiste precisamente en que los enfrentamientos estériles impidan la realización de una gran fiesta republicana. Al colorado le gusta festejar todo eso que tiene que ver con su partido, y cuando se trata del aniversario, el entusiasmo es mucho más fuerte.
El argumento utilizado por los disidentes de que en este momento no hay nada que festejar, solamente demuestra un profundo divorcio de la realidad partidaria. El pueblo colorado se ha manifestado dolido e indignado por el asesinato de 8 militares de la Fuerza de Tarea Conjunta y ha repudiado con fuerza al autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo. Pero jamás se le ocurriría utilizar este doloroso hecho para justificarse y vivir permanentemente en el dolor y la frustración.
Para entender esto no se necesita ni siquiera mucha experiencia política. Lo puede percibir cualquier hijo de vecino. Por eso es que resulta inentendible que los disidentes se hayan opuesto a los festejos, mostrando una aparente indiferencia absoluta hacia lo que resulta más preciado para el colorado, su partido.
Claro que podemos arriesgar algunas teorías. Mientras todos hablan de la unidad partidaria, pareciera que hay una aviesa intención de la disidencia de embarrar la cancha de este proceso preelectoral, posiblemente buscando tener algún argumento que le sirva de excusa cuando en las internas de fines del año próximo, otra vez, los números no les favorezcan.
Abdo Benítez perdió las internas del año pasado y luego de tanto tiempo, ya es hora de que supere la derrota y busque nuevas formas de conquistar al electorado de su partido ya que, resulta obvio, su ambición real es ser presidente de la República.
Pero en lugar de aprender de los errores, lo que hacen él y su equipo es repetirlos una y otra vez, mostrando que están demasiado lejos de entender lo que motiva al electorado colorado, al que cada vez crispa más ese permanente enfrentamiento al que pretende llevarle la disidencia.
En lugar de pretender hacer rancho aparte, con festejos que en realidad no serán festejos sino una burda forma de contrarrestar la movilización oficialista, lo que deberían hacer Marito y los suyos es analizar a los electores republicanos e ir a por ellos. El día que entiendan que su campaña debe consistir en ganar votantes y no en intentar que los pierda su contrincante, habrán empezado a tener alguna posibilidad de triunfo.