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¿Qué esconden los “cooperativistas”?

Casi tan belicosos como los grupos campesinos que se apropiaron del centro de Asunción desde hace 12 días, los cooperativistas, muy “indignados” ellos, anunciaron que seguirán movilizados por al menos una semana más, aunque aclarando que están preparados para continuar atropellando impunemente los derechos de la ciudadanía por otros 30 días. Lloraban por la herida. Fue a pocos minutos de que Diputados rechazara el proyecto de Ley que tenía por finalidad eximir a las cooperativas de pagar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) sobre los intereses de los créditos que otorgan a sus asociados, tal como establece la normativa sancionada por el Congreso en el anterior periodo legislativo. Ahora “exigen” a la Cámara Baja que trate con carácter de urgencia otro proyecto que les permita mantener el absurdo privilegio del que gozaron por años, suspendiendo la aplicación del tributo, que entró en vigencia el 1 de abril, nada menos que por otros seis meses. Habiéndose demostrado que el impacto en el bolsillo de los prestatarios será ínfimo, poco más de 3.000 guaraníes por cada 5 millones, cabe que nos preguntemos por qué tanta obstinación de parte de estos “señores”. ¿Acaso tienen algo grave que esconder?

Todos los economistas, de la corriente ideológica que fueren, coinciden en que el IVA es un tributo que influye decididamente a transparentar y formalizar la actividad económica. Entonces, por una cuestión de lógica formal, lo que hacen los dirigentes de las cooperativas crediticias al rechazar con tanta tenacidad dicho impuesto es oponerse a que sus actividades se transparenten, lo cual resulta más que sospechoso.

Para que el lector tenga una ligera idea de cuán poderosas son estas entidades, basta con señalar que representan el 20% del sistema financiero en su conjunto y que desde ellas se financia 1/3 de la producción de soja, girasol y otros granos. No hablamos, pues, de “pancheros” ni de vendedores de “pohã ñana”, sino de instituciones poderosas que, sin razón alguna, se sienten “merecedoras” de ser dispensadas de cumplir con una obligación de la que ningún otro mortal puede escapar.

Lo paradójico del caso y que refuerza las dudas sobre la verdadera causa de la férrea oposición, es que los sujetos de crédito no dijeron una palabra al respecto, pero los directivos de estas instituciones equiparan la aplicación del IVA a dicho sector como si se tratara del fin del mundo, cuando a lo sumo podría significar el fin…de sus “chanchullos”.

Durante años fueron una cofradía privilegiada y eso está llegando a su fin. Por un principio básico de equidad tributaria, tendrán que pagar lo que pagamos todos los paraguayos, pero tan o más importante que eso, se verán obligados a que sus operaciones se realicen en un marco de transparencia, lo que hasta ahora nunca sucedió.

¿Qué quieren seguir escondiendo? Aún no lo sabemos, pero con certeza nada bueno, por eso tanta “histeriqueada” y desesperación.

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