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Quisieron pero no pudieron

La Cámara de Diputados frenó ayer la maniobra rastrera de la mayoría que controla el Senado, cuyo objetivo era “liquidar” toda posibilidad de enmienda constitucional para instituir la figura de la reelección, y postergó su tratamiento para dentro de una semana, previo dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales. Una decisión a todas luces correcta, pues resulta inadmisible que un puñado de legisladores defina un tema de tanta relevancia política, de espaldas a 4.000.000 de electores, quienes debiéramos poder ejercer el derecho a expedirnos al respecto. Sin embargo, aunque resulte paradójico, los propiciadores de la burda jugarreta y sus adherentes, incluyendo no pocos periodistas, fueron los más molestos al ver frustradas sus desquiciadas pretensiones.

El blanco que escogieron para descargar municiones de grueso calibre fueron tres diputados del PLRA, Federico Nicora, Gustavo Cardozo y Milciades Duré, que cometieron el “sacrilegio” de votar a favor de la postergación, razón por la cual recibieron la calificación de “traidores” y “vendidos”, sin que faltaran exigencias de que sean expulsados. Pero la verdad es que no incumplieron ninguna directriz, ni de bancada, ni del partido, por lo cual si tuvieron la libertad de votar en la forma que lo hicieron fue en todo caso a raíz de una “chambonada” del mismísimo Efraín Alegre, quien se las dio de “gran burlador” y terminó “burlado”.

Lo resuelto en la víspera constituye un revés para la “gavilla” que controla el Senado, que en la víspera quiso pero no pudo reprisar su bochornosa actuación, ahora en Diputados, y en especial para la “disidencia” colorada. Ésta había conseguido que 7 diputados de la ANR evidenciaran su disposición a rechazar la enmienda y 1 se abstuviera, pero, ¿cómo podrían sostener esa posición después del sábado, cuando la máxima autoridad partidaria, la convención, resuelva impulsar dicho mecanismo?

Los dos diputados “disidentes” es probable que se mantengan en la misma tesitura. De hecho, el líder de dicha corriente, Mario Abdo Benítez, así como el senador Enrique Bacchetta, entre otros, ya adelantaron que no van a acatar lo que dispongan los convencionales en esta materia, lo que por cierto representa una bofetada a la democracia partidaria. ¿Y los demás? ¿Harán lo mismo José María Ibáñez, Danny Durand o Carlos Maggi, por citar a algunos? Este será un verdadero problema para la “gavilla”, pues basta que tres de los 8 respeten lo resuelto por la convención para que el oficialismo tenga mayoría propia como para aprobar en Diputados la enmienda.

Por supuesto que seguirán endulzándoles los oídos con “cupos” en la Contraloría General de la República, en la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía General de la República, que ya tienen mandato vencido, que forman parte del “paquete” negociado impúdicamente entre Efraín y “Marito”. Pero aceptar ese tipo de “ofertas” e ir en contra de lo dispuesto por una convención, significaría para cualquiera de ellos “pan para hoy, hambre para mañana”, pues sus carreras políticas podrían llegar a su fin, al menos en las filas del coloradismo.

Por lo pronto, la mayoría de los diputados consiguieron evitar que ayer se consumara la maniobra perversa urdida desde el Senado, lo que hubiera representado un retroceso a la época en que se los conocía como integrantes de la Cámara de la vergüenza. Ahora resta esperar que en el curso de la semana acumulen la suficiente fuerza para que, cuando se trate el proyecto de enmienda, lo aprueben y sea finalmente el soberano, los electores, quienes digamos sí o no a la reelección.

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