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Se morirá del disgusto

Lo primero que pensaron varios internautas al leer la amenaza que le hizo Mario Abdo Benítez a Horacio Cartes, de que solo muerto se evitaría que fuera el próximo presidente del Paraguay, es que el disidente sacó a la luz, ya sin ningún disimulo, su hilacha autoritaria, natural en alguien que nació, creció y se aprovechó de la dictadura que para los demás fue terrible, pero para él, maravillosa.

Pero la cosa parece ser mucho más grave, puesto que nadie puede pensar siquiera que Marito estuviera dispuesto a dar hasta su vida por defender el proceso electoral, que es lo que pareciera querer decir en un primer momento. Y no lo creemos, porque después del marzo paraguayo y el magnicidio del vicepresidente Luis María Argaña, los paraguayos hemos dado pasos fundamentales hacia la consolidación del Estado de Derecho y la institucionalidad del país. Aquí los pleitos electorales ya no se dirimen a los tiros, sino en las urnas, y eso no hay nadie que pueda poner en duda, le guste o no.

Tampoco es muy creíble que lo que hace Marito es advertir –como de hecho ha venido haciendo desde hace varias semanas- que desde el oficialismo colorado se está montando un gran fraude para evitar que él pudiera ganar las internas. Aunque es cierto que lo viene repitiendo, sus argumentos caen por su propio peso puesto que el proceso electoral del TEP colorado es tan transparente que ha sido seguido de cerca por periodistas, hasta de los diarios que parecen más operadores políticos del anticartismo que medios informativos.

No. Lo que, en realidad, el stronista está haciendo, a 23 días de las internas en las que se elegirá al candidato colorado para la Presidencia de la República, es advertir que si no le dan a él el triunfo, podría obligar a sus adherentes a reaccionar con algún tipo de violencia.

Y esto lo hace porque él es hijo de la violencia, de la dictadura, de la persecución a paraguayos. Pero lo que nos da tranquilidad es el convencimiento de que el pueblo colorado ha evolucionado tanto que ya no está dispuesto a caer en jugarretas de estas. Lo dicho más arriba, en este país los procesos electorales se deciden en las urnas y no con las armas.

El secretario ejecutivo del Tribunal Electoral Partidario de la ANR, Rubén Rolón, decía ayer a la mañana que quienes trabajan desde hace años en los procesos electorales internos saben que siempre son los perdedores los que pretenden instalar la idea del fraude en las elecciones. Y es eso lo que se nota en Abdo Benítez, quien está cada vez más agresivo en sus discursos, como si no pudiera disimular la angustia que le produce saber que –por segunda vez- será derrotado por un candidato apoyado por el presidente Cartes, el mismo que a él no le quiso dar su apoyo en el 2015, por lo que le juró odio eterno.

Nadie va a morir si Marito no gana las internas de diciembre, salvo que él lo haga del disgusto. Así que estas amenazas no son más que pataleo de un ahogado que sigue a la espera de un milagro que lo salve de este nuevo inminente fracaso electoral.

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