Se puede

Si algo quedó claro en la jornada del jueves último con las casi interminables sesiones de ambas cámaras del Congreso es que nuestra clase política, cuando quiere, puede hacer un trabajo serio y riguroso, dejando de lado sus intereses sectarios y priorizando lo que necesita y exige la ciudadanía.

Nadie creía que el desbloqueo que terminara siendo aprobado pudiera ser real. Y había motivos para la sospecha; durante muchos años se habló del tema y todos los intentos eran chapuceros, absurdos, o inaplicables o gatopardistas. Y hasta nos tenía lógica, ya que los principales afectados por un desbloqueo serio serían los mismos que debían aprobarlo.

El jueves quedó claro que no están tan ciegos y sordos a lo que quiere la gente. Y aprobaron un desbloqueo de listas que tiene todos los reaseguros para que el elector pueda elegir con su voto preferencial, tanto en las internas como en las nacionales. Pero, como quedó claro en esa jornada, esta no es la panacea que solucionará los problemas del país, ni siquiera los electorales, ya que mientras no se establezca un mecanismo de votación creíble y se ataque la discrecionalidad con la que se rige ahora el financiamiento político, todo no será más que un bluf en donde, otra vez, será la ciudadanía la que resulte defraudada.

Pero el primer paso está dado, y bien dado, lo cual es fundamental. Así que ahora hay que ir por el segundo, el método que se utilizará para que el elector pueda votar y la Justicia Electoral contabilizar su voto, sin violar ninguna disposición constitucional. Muchos afirman que la única forma de que el desbloqueo se convierta en realidad será a través de las urnas electrónicas, puesto que, de seguir utilizándose las papeletas, el conteo, al final de las votaciones, sería interminable.

Es cierto. Imagínense lo que sería contar 200 mil votos –por poner un ejemplo- de personas que votan a una misma lista pero a, por lo menos, 20 candidatos diferentes. Y repetir esto en 10 otras listas que se pudieran presentar. Contar una a una las papeletas haría el conteo complicado y los resultados se conocerían después de varios días, con la sospecha que pudiera surgir de las manipulaciones.

Sin embargo, quienes se oponen al voto electrónico aseguran que el mismo viola el artículo constitucional que establece que el escrutinio es público. Prima facie pareciera que esto es cierto. Pero también sería imposible este escrutinio con las papeletas si el conteo durará varios días. Además, algunos legisladores plantean el uso de urnas electrónicas que emiten un comprobante de voto que el elector deposita en urnas normales. Así que habrá forma de comprobar si ambas urnas –la electrónica y la normal- emiten la misma cantidad de votos hacia tal o cual candidato.

Es positivo que el Senado haya decidido postergar el tratamiento de este tema por dos semanas, con el objetivo de convocar a expertos, tanto en informática electoral como en informática en general, a fin de que estos presenten propuestas y planteen sistemas que pudieran ser utilizados, buscando siempre la transparencia y la constitucionalidad de la norma.

Lo que esperamos es que en el caso de las urnas electrónicas, las cámaras tengan el mismo rigor que tuvieron cuando estudiaron el desbloqueo, ya que eso será fundamental para garantizar la eficacia del sistema y que no quede duda sobre los resultados que, finalmente, arroje el acto comicial. Todos ganaremos de esa manera.

 

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