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Se vio la trampa

Lo que menos se imaginaban los que orquestaron todo el show mediático de la bicameral del caso Messer era que iba a venir a nuestro país un fiscal brasileño del caso Lava Jato y, ante la consulta de los medios, respondería que no hay ninguna investigación abierta en contra de Horacio Cartes.

Ese tuvo que haber sido un baldazo de agua helada para Rodolfo Friedmann y el diario Abc, que armaron toda la estrategia de crear la comisión con la excusa de investigar al empresario Darío Messer, pero con la clara intención de involucrar al expresidente en el caso. Ya entonces, estaban molestos porque el Ministerio Público paraguayo no lo había involucrado en la investigación, así que pensaron que dándoles un pequeño empujoncito, y consiguiendo las pruebas que los agentes fiscales no eran capaces de encontrar, llegarían a su objetivo, la muerte política y civil de Cartes, a quien siguen viendo como una amenaza tremenda, a pesar de que ya no ocupa ningún cargo, porque ellos mismos le robaron el derecho de ocupar su banca en el Senado.

Y lo intentaron; durante 6 meses, con audiencias, con interrogatorios, con persecuciones, cual Santa Inquisición, los miembros de la CBI y los funcionarios a su cargo trabajaron varias horas al día, buscando hasta debajo de las piedras algún indicio, por más chico que fuere, que pudieran presentar ante la Fiscalía como prueba de que el expresidente era un delincuente.

Fue tan obvio el contundente fracaso de la comisión, que la mayoría de sus miembros no tuvo más remedio que reconocerlo, como el caso del senador liberal Fernando Silva Facetti, el primero que dijo que no se habían encontrado hechos que ligaran a Cartes con los negocios de Messer. Y conste que interrogaron hasta a los porteros y limpiadoras del Banco Nacional de Fomento y la Seprelad, pero no hubo caso.

Claro que sabiendo cómo funciona la Justicia, Friedmann y Abc siguieron dale que dale con el tema, con publicaciones y supuestas denuncias, cada vez más obsesivos y poco cuerdos, repitiendo siempre la misma cantinela, convencidos de que alguna vez, algún agente fiscal o un magistrado podría recoger el guante y alterar lo suficiente los hechos para que pudieran salirse con la suya y lograr el gran sueño de sus vidas, ver al líder de Honor Colorado tras las rejas.

Y de pronto, cuando aún no superaban la derrota, que consideraban pasajera, que les había dado la bicameral, el fiscal brasileño José Augusto Vagos, responsable de la investigación del caso Lava Jato llega al país para comparar notas con sus colegas paraguayos, y los periodistas, convencidos de que su respuesta respondería a lo que pidieron los editores de sus medios, le preguntan cuál es la situación del expresidente en la investigación, y se encuentran con la respuesta más mortífera que pudieran haber imaginado: no hay nada; para la Fiscalía brasileña, Cartes ni siquiera existe.

Para colmo, acá ya no se trata de menospreciar o ningunear a los fiscales paraguayitos, que “siempre nomás luego se venden”, sino de la opinión de un integrante de una de las Fiscalías más respetadas de la región, por su profesionalismo y honorabilidad. Difícil soportar un golpe de esta clase sin sentir el abismo.

A partir de allí, la debacle ya se podría haber preanunciado. Hasta el único que se mantuvo firme al lado de Friedmann cuando todos los demás reconocieron el fracaso de la CBI, el luguista Jorge Querey, tuvo que reconocer que el fiscal brasileño tenía razón y que la comisión no encontró ningún indicio contra Cartes.

Contundente y definitivo. Ahora se podría esperar que pidan disculpas pero dudamos mucho de que lo hagan. Petulantes, soberbios y altaneros, seguramente estarán planeando algún nuevo circo para perseguir a su enemigo. Como siempre.

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