La mandataria brasileña destituida en el cargo Dilma Rousseff
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Semana decisiva para Dilma Rousseff y el destino del país

Desde hoy Brasil enfrentará una semana crucial, en la que se definirá el impeachment a Dilma; Temer espera la resolución para encarar  desafíos económicos urgentes. Ayer, acabó la fiesta deportiva y  todo vuelve a su normalidad. Durante las últimas semanas, embriagado por el ambiente de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el país logró olvidarse de la recesión y la crisis política que lo mantuvo en vilo este año, pero ya de inmediato vuelven al primer plano con el desenlace del juicio político de la suspendida presidenta Dilma Rousseff y los desafíos económicos del gobierno de Michel Temer.

BRASILIA.- Una nueva e importantísima etapa comienza para Brasil ahora, con la fase final del proceso de impeachment a Dilma, que definirá si Temer se queda al frente del poder hasta fines de 2018 y determinará si su administración, ya establecida en el Palacio del Planalto, logra la fuerza política y la confianza suficientes como para llevar adelante las reformas económicas que el país necesita para salir del pozo en el que está y volver a crecer.

Mientras los atletas y turistas empiezan a regresar a sus países, el mundo político brasileño se concentrará en Brasilia para iniciar el jueves próximo las sesiones en el Senado que deben decidir si Dilma será destituida por las maniobras fiscales irregulares que realizó en los últimos años, presuntamente destinadas a esconder el déficit y asegurarse la reelección en 2014. Al borde del abismo, Dilma se presentará por primera vez ante el plenario del Senado el próximo 29, un giro en su estrategia de defensa, que había estado a cargo de su abogado, el ex ministro de Justicia José Eduardo Cardozo.

Tanto en las esferas políticas de Brasilia como en los círculos económicos de San Pablo se da por descontado que Dilma, del Partido de los Trabajadores (PT), no contará con apoyos suficientes en la Cámara alta para sobrevivir.

PROCESO DE DESTITUCIÓN ARRANCA ESTE MIÉRCOLES

La moción por la destitución, que sería votada entre el martes 30 y el miércoles 31, precisa de una mayoría de dos tercios de los senadores -54 de un total de 81-, y ya cuando el Senado dio luz verde a la presentación de los cargos, dos semanas atrás, el movimiento a favor del impeachment recibió 59 sufragios. Sólo un milagro podría salvar a Dilma, que sería de inmediato removida de su cargo y quedaría inhabilitada para presentarse a otro puesto electivo por ocho años.

El presidente en ejercicio, Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), ex vice de Dilma, acusado por ella de traidor y golpista, quedaría entonces ratificado en la presidencia hasta el fin del actual mandato, que vence el 31 de diciembre de 2018.

“Los mercados ven con optimismo la salida definitiva de Dilma del escenario político, que pone fin a 13 años del PT en el poder. Los agentes económicos creen que ahora sí habrá espacio para que las reformas económicas que el país requiere sean puestas en la agenda pública por Temer y la base política que lo sostiene”, señaló el analista Rafael Cortez, de la consultora paulista Tendencias.

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