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ASUNCIÓN.- Incapaz de argumentar el caso que la bancada de PPQ y otras tienen en contra de Dionisio Amarilla, la senadora Georgia Arrúa decidió atacar al periodista Benjamín Livieres, quien le reclamaba que diera los motivos por los cuales se considera que el liberal hizo tráfico de influencias. Ni siquiera pudo realizar una síntesis de lo expuesto en la nota presentada ante la Presidencia de la cámara.
Hay gente que está dispuesta a asumir posturas mediáticas al solo efecto de obtener espacios en los medios y protagonismo ante la ciudadanía, como luchadora en contra de la corrupción, sin tener la menor idea de lo que defiende o lo que ataca, y cuando se le pretende exigir claridad en sus argumentos, se saca la fina piel de la tolerancia y ataca de manera desmesurada a su oponente.
Ayer, durante una entrevista con una mesa de periodistas de la 970, la senadora esteña demostró ser de este tipo de gente, ya que mientras el diálogo se limitaba a escuchar sus bien estudiados fundamentos, por los que su bancada pretendía que no se postergara el tratamiento de la pérdida de investidura de Amarilla, todo iba bien.
Pero bastó que Livieres le pidiera que explicara con detalles cuáles eran los argumentos utilizados para alegar que el liberal había violado el artículo 201 de la Constitución, se quedó sin argumentos y empezó a agredirlo como respuesta, afirmando que ella no tenía ningún interés en debatir con el hombre de prensa porque él era “defensor de corruptos”.
Como ella insistía en que Amarilla había cometido tráfico de influencias, él le preguntó ante quién lo había hecho, ya que se supone que debería ser ante el representante de una entidad estatal, en este caso, del Instituto de Previsión Social. Inmediatamente ella se puso a la defensiva respondiendo que “vos sabés muy bien en dónde estaba, Benjamín. Vos decís que no pero estás en la defensa de Amarilla”, eludiendo la respuesta.
Se negó a explicar la fundamentación presentada, y aseguró no tener interés en convencer a Livieres de nada “porque yo te conozco Benjamín, y vos sos defensor de corruptos”.
“Yo realmente no pretendo argumentar contigo porque a esta altura vas a defender a tus patrones. No me interesa qué papel hago ante vos porque, para mí, sos un tipo vendido al mejor postor. No te tengo respeto (…) dedícate a seguir mintiendo en ADN”, pretendiendo evitar dar fundamentaciones lógicas con ofensas, agresiones y patoteadas.
