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Sin fuerzas

La experiencia de otros países nos hace tener certeza de que para que la vacunación de la población logre vencer al virus, deberá ser alto el número de inmunizados y transcurrir un tiempo adecuado. Definitivamente, no es soplar y hacer botella.

Por ejemplo, con gran porcentaje de su población vacunada, Santiago de Chile vuelve a cuarentena total porque los contagios y fallecidos no bajan. Sin embargo, nosotros, a pesar de ser el país con mayor cantidad de muertos por millón de habitantes, seguimos viviendo como si el Covid-19 hubiera sido un mal sueño, ya superado.

Aunque desde sectores médicos vienen reclamando volver a fase 0, ningún vocero de Salud Pública abre siquiera la posibilidad de que el gobierno se lo estuviera pensando. Todos hablan de lo dramática que está la situación con la cantidad de internados y el número espantoso de fallecidos diarios, pero con un discurso repetido casi al unísono, todos dicen que no hay forma de retroceder a una cuarentena total “porque las condiciones no están dadas” y la población necesita trabajar para comer.

Claro que las condiciones no están dadas, porque el gobierno no las creó de manera adecuada, asistiendo efectivamente a quienes tuvieron que cerrar todo durante el primer tiempo de la cuarentena. Para colmo, fue en ese tiempo, con la gente encerrada y sin ayuda de ninguna clase, cuando se destapó la mayoría de los negociados en Salud Pública, con negociados con los medicamentos, tapabocas de oro y hasta agua tónica millonaria.

Así que en este momento, cuando realmente es urgente que se tomen medidas restrictivas fuertes y efectivas, nos encontramos con un gobierno sin fuerzas para imponerlas, por la presión de los sectores económicos y por la absoluta falta de respuesta a quienes se verán nuevamente afectados.

La corrupción y la falta de una gestión eficiente hacen imposible que en este momento se retroceda en las fases para frenar la propagación del virus, que continúa cada vez más campante y más letal ante autoridades sanitarias que lo único que hacen es desesperarse sin reaccionar ni buscar algún plan de mitigación a tanto desastre.

Con esta realidad, lo único que nos queda es rogar que lleguen las suficientes vacunas para lograr la inmunidad de rebaño, y mientras tanto, asumir que seguirán muriendo compatriotas porque este gobierno no puede imponer nada, porque ya nadie le cree.

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