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Sin poder respirar

Parece que los paraguayos, con demasiada frecuencia, pecamos de ingenuos. Vivimos reclamando y criticando la incapacidad del gobierno para que lleguen las vacunas contra el Covid en cantidad suficiente como para inmunizar a un alto porcentaje de la población, y no a puchitos como hasta ahora.

Sin embargo, nos cuesta entender que la incapacidad de este gobierno llega a niveles espeluznantes, a tal punto que en este momento, cuando los números de internados y fallecidos superan récords todos los días, ni siquiera está en condiciones de hacer que no falte oxígeno en los hospitales de todo el país. Justamente el elemento vital que puede salvar las vidas de quienes deben internarse, varios de los cuales ya han fallecido; y no precisamente los ha matado el virus, sino no poder respirar porque donde estaban internados los balones habían quedado vacíos.

Como ocurre cada vez que se les escupe en la cara su inutilidad, nuevamente los voceros de la inoperancia dicen que este no es un problema solo nuestro sino que los demás países también sufren la falta de oxígeno, ya que esta maldita enfermedad impide respirar por lo que los proveedores y las plantas instaladas no alcanzan para cubrir tanta demanda.

Es mentira. Nadie escucha que en Argentina o algún otro vecino nuestro haya quedado sin provisión del líquido vital, posiblemente porque sus gestores han asegurado su provisión permanente y suficiente, porque alguien pensó que la cantidad tenía que aumentar considerablemente al aumentar la cantidad de internados. Claro que en los países de la región tampoco faltan vacunas, o camas en Terapia Intensiva, porque a diferencia de nuestras autoridades, que parecen estar embelesadas mirándose el ombligo, ellos tomaron precauciones.

En Coronel Oviedo murieron un padre y su hija porque durante 45 minutos estuvieron sin oxígeno. En Concepción, ayer, se agotó el stock tanto en el hospital regional como en IPS y a la tarde tuvieron que enviar de urgencia balones que cubrieran en algo la crisis. Una solución parche, como todas las soluciones que provienen del Ejecutivo. Lo mismo ocurrió en otras localidades Como Caaguazú, Carapeguá, etc.

El gobierno de Mario Abdo Benítez se convirtió en estos más de un año de pandemia, en especialista de poner curitas a las heridas cada vez más profundas y sangrantes que va dejando el virus a su paso. A esta altura, ya no se puede esperar nada porque esta gente no tiene nada que ofrecer.

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