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El presidente del Brasil, Michel Temer, grabado cuando acordó con un empresario el cobro de una coima mensual de 500 mil reales (US$ 150 mil) y el pago por el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, dijo que no va a renunciar. Esto pese a las evidencias que existen en su contra (audio y video). El Supremo Tribunal Federal (STF) dispuso someter al mismo a un proceso penal por hechos de corrupción. El vecino país vive la peor crisis política de los últimos años, lo que los analistas califican como “bomba atómica”.
BRASILIA.- Temer convocó ayer a la prensa para las 15:00 (hora paraguaya). Todo indicaba que el mismo presentaría renuncia al cargo atendiendo a la contundencia de las pruebas sobre los hechos de corrupción donde se lo involucra. Pero el mandatario fue y con vehemencia dijo: “No voy a renuncia. No renunciaré”.
Temer volvió a negar su participación en el pago del soborno y afirmó que no está dispuesto a renunciar al cargo, como lo exige toda la oposición y sectores de su propia base política. “Quiero resaltar enfáticamente que la investigación del Supremo Tribunal Federal demostrará que no tengo nada que ver con esos hechos”, afirmó.
“En ningún momento autoricé pagar por el silencio de nadie. Por una razón simplísima: no tengo nada que esconder. Mi único compromiso es con Brasil, y este compromiso es el que me guía. No renunciaré, repito, no renunciaré y exijo un esclarecimiento pleno de todo”, declaró en el Palacio presidencial de Planalto.
“Quiero dejar muy claro que mi gobierno vivió esta semana su mejor y su peor momento”, dijo el mandatario, quien en el primer caso citó “la caída de los indicadores de la inflación, los números del retorno del crecimiento económico y la generación de empleo, con esperanza de días mejores”.Sin embargo, afirmó que “cuando el optimismo retornaba”, una grabación hecha “clandestinamente trajo de nuevo el fantasma de una crisis política en una dimensión aún desconocida”.
Pese al discurso firme de Temer, en el país comenzó a debatirse ayer públicamente sobre la posibilidad de su renuncia o incluso de que sea sometido a un proceso de destitución. Su dimisión es exigida desde la noche del miércoles cuando se divulgo la información de qugrabaron al presidente acordando el cobro de una coima mensual y el pago por el silencio del exdiputado Cunha, actual preso por hechos de corrupción.
A la par que toda la oposición pedía su renuncia, había un sector que lo apoyaba con adhesión de importantes e influyentes sectores del oficialismo.
El pronunciamiento más duro lo hizo el expresidente Fernando Henrique Cardoso, uno de los líderes más respetados del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), un pilar fundamental en la base de Temer.”Si las alegaciones de defensa no son convincentes —y no basta con alegar que son necesarias evidencias— los implicados tienen que tener el deber moral de facilitar la solución, aun con gestos de renuncia”, publicó Cardoso en su cuenta en Facebook.
