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Terminar con el circo

Hubiera sido fantástico que los casi 3 meses de vacaciones pagas, con menos de 6 meses de trabajo, hubiera sido aprovechado por los legisladores para reflexionar sobre las obligaciones que tienen, los motivos por los que fueron electos, y decidieran dejar de perder tiempo y dinero en cuestiones estúpidas y traídas de los pelos.

Pero no fue así y eso quedó palpable ayer, en la primera reunión de la bicameral que investiga el caso Messer, pero que en realidad fue creada para perseguir a Horacio Cartes, al decidir volver a convocar al expresidente, con la exigencia de que comparezca personalmente ante los miembros de la comisión, algo que no resiste ningún análisis medianamente serio,pero que a la mayoría de senadores y diputados que forman parte del circo parece no importar.

Resulta que Cartes es senador electo por el pueblo y proclamado por la Justicia Electoral. Que la mayoría coyuntural del Senado haya decidido violar disposiciones constitucionales y legales, evitando que pudiera jurar, y convocando a alguien que no cumple ninguno de los requisitos, no hace que deje de serlo. Y un legislador, de acuerdo a las normas vigentes, no está obligado a comparecer ante ningún juzgado, sino que puede declarar de oficio, es decir, por escrito.

Y supongamos que no es como pretenden los cartistas, y finalmente, el expresidente es solamente senador vitalicio. Tiene la misma garantía, no hace falta que comparezca ante nadie y puede declarar por escrito. Así que de una u otra manera, nadie puede obligar a Cartes a comparecer ante la comisión, como de nuevo pretenden que lo haga, esta vez el próximo 26 de marzo.

A veces tenemos la sensación de que estamos intentando explicar cómo debe funcionar la institucionalidad de la república a niños de educación inicial. Esta bicameral, ideada y presidida por el trucho Rodolfo Friedmann, justamente quien usurpa la banca de Cartes –qué casualidad- estuvo mal parida desde el comienzo. Los órganos jurisdiccionales ya habían abierto una investigación sobre los delitos por los cuales se le acusa al brasileño Darío Messer, y la intención de los legisladores fue sencillamente meter las narices donde no les llamaban y no correspondía.

Ellos tienen funciones bien específicas, entre ellas, legislar, pedir informes y someter a juicio político a altos funcionarios del Estado que caigan en mal desempeño. No tienen atribuciones jurisdiccionales, así que deben dejar que los órganos a los que competen estas actividades trabajen sin presiones y sin una permanente injerencia. Cuando los constituyentes crearon las comisiones bicamerales de investigación, en ningún momento lo hicieron pensando que serían utilizadas como garrote para perseguir a los enemigos políticos.

Ya basta de tanto show y tanta pérdida de tiempo. Friedmann usurpa la banca de Cartes y no se nota a corto o mediano plazo que esto pueda cambiar porque la mayoría que lo decidió sigue siendo la misma. Así que, por lo menos por ahora, no necesita que el expresidente sea imputado o vaya preso para continuar ocupando un cargo que no le corresponde. Que haga algo que, aunque sea mínimamente, justifique su permanencia en el Senado. Que trabaje y deje de utilizar los recursos que la Constitución da al Congreso para perseguir a sus enemigos.

Ya es tiempo de que le den “sana sepultura” a la bicameral creada para perseguir a Cartes. No sirvió para nada, no consiguió nada y solo despilfarró tiempo y dinero, lo repetimos. Esperemos que alguien tenga la suficiente cordura como para imponer esta necesidad y se trabaje por una nueva agenda que pueda aportar algo al país, y no solamente circo.

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