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ASUNCIÓN. El ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, realizó una exposición el pasado jueves ante el Senado, en la que pretendía exponer un esquema de contrabando y lavado de dinero que opera en el país, pero lejos de lograrlo, solo exteriorizó su ignorancia sobre la operativa bancaria y bursátil, en la que fue una presentación plagada de falacias y errores, que algunos economistas ya denominaron “terrorismo financiero”.
Sus ataques estaban dirigidos principalmente al Banco Basa y al Grupo Cartes. Entre algunas de sus defectuosas afirmaciones, encontramos que aseguró que bancos locales no ofrecen corresponsalía bancaria a la institución, una aseveración que no tiene sentido como acusación, puesto que no es lógico que empresas bancarias ofrezcan corresponsalía a otras que operan dentro del mismo país. Sobre el tema, el presidente del Banco Nacional de Fomento, Manuel Ochipintti, aseguró que tendría que conversar con el ministro del Interior para entender exactamente a qué se refería. Como dato suelto no solo no tiene ningún peso acusatorio, sino que apenas tiene sentido.
Giuzzio refirió además que las operaciones cambiarias de Basa ascienden a un monto 4 veces más alto que el PIB del Paraguay. Teniendo en cuenta que a diario se mueven unos USD 60 millones en operaciones en el mercado local, entre instituciones públicas y privadas, es seguro decir que los que presentó el secretario de Estado son números totalmente inventados.
Inventada es también la afirmación de que los fondos existentes en Basa se utilizan íntegramente para préstamos a empresas del Grupo Cartes, lo que demuestra que Giuzzio desconoce la existencia de un límite legal para las cantidades de préstamo con base al patrimonio efectivo del banco.
Aseguró además que los bonos que estas empresas emiten son adquiridos en efectivo por el mismo grupo. Teniendo en cuenta que el sector bursátil no opera en efectivo para asegurar la trazabilidad de los fondos y que la compra de bonos es registrada en la Bolsa de Valores con el nombre del comprador, es fácil decir que el ministro no se tomó el tiempo de investigar la veracidad de sus acusaciones.
Arnaldo Giuzzio así dejó entrever su desconocimiento sobre cómo opera la Bolsa de Valores, a la que denominó “bolsa de delincuentes”, una declaración que podría dañar profundamente al sistema financiero local.
