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Tiene que irse

Desde el inicio del mandato del presidente Mario Abdo Benítez, la figura de Juan Ernesto Villamayor fue de las más cuestionadas de su gabinete. Ya como ministro del Interior se sucedieron las críticas en su contra por escándalos como la adquisición de comisarías móviles a muy alto costo y la fuga del preso Jorge Teófilo Samudio, alias Samura, hecho en el que falleció el comisario Félix Ferrari, tema por el que ya fue interpelado por una de las cámaras del Congreso.

Cuando las cosas no dieron para más, Abdo decidió sacarlo del Interior y llevarlo como su jefe de gabinete, en octubre de 2019, poco más de un año después de estar en el cargo. En ese momento se criticó al presidente no haberlo destituido; sin embargo, permaneció en el primer anillo contra viento y marea.

Y no es que “Juancho” tuviera antecedentes limpios, ya que también fue denunciado por negociados cuando era ministro de la Reforma, o luego en el tema Ivesur, junto con el excontralor Enrique García. Así que encontrarlo con las narices metidas en todos los negociados que se realizan o se intentan realizar con el dinero público no debería sorprender a nadie.

Por eso hasta resulta casi gracioso cuando el jefe del Gabinete Civil recurre a la ironía y la petulancia para desacreditar las denuncias en su contra. Más aún como en el caso PDVSA, todos sus argumentos son casi de manera inmediata rebatidos por la que debía ser contraparte de nuestro país, el gobierno interino del venezolano Juan Guaidó y los funcionarios de su equipo que se vieron involucrados en el entuerto.

Todo esto hace insostenible la permanencia de Villamayor en el gabinete de Abdo Benítez, por más deudas que el presidente tenga con él. Y ya no existe la posibilidad de que lo traslade a otra parte, por lo menos si es que insiste en su intento de convencer que su gobierno no muestra tolerancia hacia los corruptos. Hasta ahora, este no es más que un discurso vacío aunque efusivo en cada inauguración. Si logra tener el coraje de echar de su entorno a “Juancho” quizá la ciudadanía pudiera empezar a creerle.

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