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Todo legal

El hecho de que no “pasara nada” en el gobierno con el tema de la renegociación de Itaipú, llamaba la atención. Lo comentaban los técnicos en los programas de TV, lo publicaban los diarios, el sector oficial se mantenía hermético. No decía nada. Incluso a la gente de la calle el tema lo tenía preocupado. Quien más quien menos sabe o intuye por lo menos que lo que pase con  Itaipú, es vital, es fundamental para el desarrollo presente y futuro del país. Es nuestra riqueza nacional, la única de esa envergadura,  hasta el momento.

Por eso, cuando surgió lo del acta secreta, todo el mundo quedó con la boca abierta, era de no creerlo. Lo que se temía acababa de suceder. Se había negociado algo vital para la binacional (no queremos entrar en más tecnicismos), de la peor manera posible, a los empujones y por supuesto cediendo a todas las exigencias de la contraparte, los hermanos brasileños.

Rápidamente de la rabia inicial, el tema fue derivando hacia la determinación de responsabilidades. El Congreso se plantó, primero tímidamente, pero luego cada vez con mayor fuerza, se planteó el tema del juicio político.  Avanzaba la posibilidad del “impeachment” cuando desde el gobierno lograron anular la fatídica acta y ahí, por fin, se descomprimió la crisis, que sin  embargo, no se ha disipado del todo.

Pero en medio de esta situación sucedió algo que nos llamó de nuevo la atención.  Los sectores afines al gobierno hablaban de un “quiebre del proceso democrático”. Una suerte de golpe de Estado, acusaron de conspiradores a quienes patrocinaban la sanción y se rasgaron las vestiduras, no solamente los de aquí sino del Brasil y otros países.

Pero ¿cómo?, acaso el juicio político no es un mecanismo reconocido, admitido y reglamentado por la propia Constitución Nacional. Entonces ¿es delito querer aplicarlo? ¿Es ser golpista? Ridículo. Es perfectamente legal, es una sanción prevista para quienes defraudan gravemente el interés del Estado. Entonces ¿Por qué va a ser ilegal?, como se planteó.

Nos retrotrajo lamentablemente a la memoria a quienes por poco incendian el país cuando se planteó la enmienda para la reelección del presidente Cartes. Algo absolutamente legítimo consagrado en los países más democráticos del globo como el mismo EE.UU.

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