ADN Digital
Lo ocurrido el viernes pasado en San Bernardino demuestra a cara descubierta que ni las autoridades nacionales ni las locales basan su actuación en el bien común sino en una desesperada carrera por sacar dinero de dónde fuere.
Luego de que se viralizaran fotos de un concierto en donde se notaba el descontrol del público, encimado, sin tapabocas y sin ninguna restricción, la municipalidad de la ciudad “reaccionó” y prohibió la realización de nuevos eventos en el Anfiteatro. Sin embargo, esa no fue ni una fiesta ni un concierto mau; los organizadores contaban con un protocolo aprobado por Salud Pública y autorización del gobierno municipal.
El motivo de Salud Pública es el mismo que venimos advirtiendo desde hace tiempo, falta de poder de decisión, tibieza a la hora de establecer los protocolos y de adoptar medidas que corten de raíz las reiteradas violaciones a la cuarentena, basando su actuación en pasar la responsabilidad a la ciudadanía, a la que siguen suplicando que se cuide y que respete las medidas restrictivas.
Lo de la municipalidad es, si cabe, más vergonzoso, porque autorizaron ese evento y otros anteriores que, al parecer, no llegaron a las redes sociales, por plata, por el porcentaje que le corresponde por la venta de las entradas. Les importa un bledo la salud de la gente y evitar que el virus siga propagándose porque su único objetivo es la recaudación.
Y no podemos olvidar a los padres de esos jóvenes que llenaron el anfiteatro el viernes a la noche y que todos los fines de semana arman farras en las calles, en los bares, en las casas de la ciudad balnearia, como si el Covid-19 hubiera sido solo un mal sueño o como si el peligro hubiera pasado.
Este es el momento de que la Fiscalía recupere su tan vapuleada credibilidad e impute a todos los que permitieron el circo del fin de semana. Desde los dueños del local hasta los responsables de la municipalidad, pasando también por los padres de familia. A ver si una buena suma que se les saque del bolsillo los vuelva a hacer pisar tierra y dejen de ponernos en riesgo a todos los que seguimos cuidándonos y cuidando a los nuestros.