El candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano Donald Trump, busca recuperar algo del electorado hispano, que le ha dado dramáticamente la espalda y cuyo voto es crucial para ganar las elecciones del 8 de noviembre. Además prometió mano dura contra los gobiernos de Cuba y Venezuela.
CARACAS.- El magnate inmobiliario cortejó en particular a los afroestadounidenses, a los cubanos y a los venezolanos en el estado de Florida, donde sólo tiene el apoyo de 9,1% de los hispanos, según el sondeo de la Universidad Internacional de Florida divulgado la semana pasada.
“A los afroestadounidenses: ¿Qué tienen que perder? No pueden estar peor”, argumentó Trump ante las cerca de 4.000 personas, mayoritariamente blancas, en el teatro James L. Knight Center de Miami.
El electorado afroestadounidense es tradicionalmente demócrata. También prometió mano dura contra los gobiernos de Cuba y Venezuela.
También prometió apoyar “a todos los pueblos oprimidos del hemisferio”. Los venezolanos “anhelan ser libres, anhelan ayuda. El sistema es malo pero su gente es maravillosa”.
Trump aprovechó para devolver el golpe a su rival, Hillary Clinton, que calificó a sus seguidores de “deplorables”. Bajo los acordes del épico tema principal del musical Les miserables, Trump entró triunfalmente al podio, adornado con un gran póster de la obra que ponía “Les Deplorables”.
En su discurso, Trump repitió el estribillo de su campaña: construirá un muro infranqueable y le pasará la factura a México.
La batalla está reñida en Florida, el estado que protagonizó en el año 2000 el sombrío recuento de votos que le dio el triunfo a George W. Bush.
Por eso, Trump y Clinton están cortejando con tanto ahínco este “swing state” o estado oscilante, que suele definir el resultado de las elecciones.
Con más de 20 millones de habitantes, es el tercer estado más poblado del país y su diversidad le hace impredecible políticamente. En general, el sur es demócrata y el centro y norte son republicanos.
Pero la situación en el centro ha cambiado, porque el estado vivió un cambio demográfico drástico desde las elecciones de 2012: ahora hay un millón más de hispanos.
La mayoría de ellos son puertorriqueños que se instalaron en los alrededores de Orlando, tienen ideas predominantemente demócratas y llegan al continente con derecho a votar, a diferencia de otros inmigrantes. Aun así, la última encuesta de la Universidad Quinnipiac mostró que Clinton y Trump están empatados en la intención de voto en Florida (47% cada uno).
En este contexto, Trump prometió que si resulta elegido revertiría la apertura de Estados Unidos hacia Cuba a menos que se produzcan “libertades religiosas y políticas” en la isla.
“Todas esas concesiones que Barack Obama ha dado al régimen de (Raúl) Castro fueron hechas a través de órdenes ejecutivas, lo que significa que el siguiente presidente puede revertirlas, y eso es lo que voy a hacer a menos que el régimen de los Castro escuche nuestras demandas”, afirmó Trump.
“Esas demandas incluirán libertad religiosa y política para la gente de Cuba”, agregó.
Esto representan un giro al apoyo que ha dado Trump a lo largo de la campaña electoral al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, que se inició con el anuncio simultáneo en diciembre de 2014 por parte de los presidentes Obama y Castro de realizar un acercamiento tras más de 50 años de silencio.
MICHELLE OBAMA: SER PRESIDENTE NO ES UN REALITY
La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, denunció el estilo mordaz de la campaña del candidato presidencial republicano -lo que demuestra una nueva disposición de meterse en la batalla política de este año- y presentó varios argumentos en favor de una posible presidencia de Hillary Clinton.
Aunque no mencionó por su nombre a Donad Trump, la primera dama criticó directamente las posiciones y tácticas más usadas por el magnate, incluyendo las reiteradas dudas sembradas por Trump sobre la elegibilidad de su marido para ser presidente.
“En los últimos ocho años, hubo quienes cuestionaron y siguieron cuestionando, hasta hoy, si mi marido nació en este país”, dijo Obama.
La primera dama hizo estas declaraciones horas después de que Trump – quien por años cuestionó el lugar de nacimiento de Barack Obama – admitió que el presidente Obama nació en Estados Unidos.
En su discurso, Michelle Obama argumentó que el tipo de política que enarbola Trump debe mantenerse lejos de la Casa Blanca, anticipando que su estilo grandilocuente de campaña no cambiaría si gana la carrera por la presidencia.
“Ser presidente no es nada parecido a un reality show”, dijo la esposa del mandatario.
“No se trata de enviar tuits insultantes o dar discursos incendiarios, se trata de si el candidato es o no quien puede manejar la enorme responsabilidad de dirigir este país”, advirtió Obama.