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Una absoluta irresponsabilidad

Cualquiera puede publicar lo que le dé la gana y acusar a quiénes se le antoja, sin pruebas y sin que tuviera la más mínima importancia el daño irreparable que pudiera causar. Por supuesto, para eso hace falta no tener el más mínimo sentido de la honestidad ni amor por la verdad, que tendría que tener todo medio de comunicación, pero de que ocurre, ocurre.

Esta es una vieja práctica a la que recurre a menudo el diario ABC. Lo hacía ya con la administración anterior y sigue haciéndolo, quizás con más ímpetu juvenil, con la actual. Publicar algo en contra de alguien para apretarlo y conseguir desplumarlo a cambio de cesar las publicaciones, ni siquiera fue un invento de los Zuccolillo, sino una costumbre casi ancestral. Aunque, no por repetido, un mal acto se convierte en bueno.

La seguidilla de publicaciones de ABC sobre supuestos informes de inteligencia de los Estados Unidos, que indicarían que financistas de grupos terroristas que viven en dicho país, tendrían contactos en nuestro país, específicamente en Ciudad del Este, es un duro golpe para la capital altoparanaense, y a los empresarios de la zona, que ven sus negocios afectarse ante el descrédito y el temor.

Por supuesto que no presentan ningún tipo de prueba de sus acusaciones, porque, de hecho, no las tiene, pero eso no importa para que cierto sector de lectores, que sigue pensando que ABC es la biblia, crea a pies juntillas sus irresponsables publicaciones y decidan entonces dejar de hacer negocios, viajar, comprar o conocer Ciudad del Este, uno de los principales centros comerciales, no solo de nuestro país, sino de la región.

Y si por ahí a algún inversor se le ocurre poner sus ojos en la ciudad, se lo pensará mejor porque nadie quiere correr el riesgo de estar involucrado, aunque sea por accidente, con empresas que estarían financiando el terrorismo. Como no da muchos datos, porque no los tiene, automáticamente se convierten en sospechosos todos los comerciantes y empresarios de la zona, quienes se ven atosigados, viendo cómo sus negocios resultan heridos de muerte, por lo que están dispuestos a pagar lo que sea con tal de que termine ese vendaval de publicaciones irresponsables que solamente están destinadas al apriete.

Alguna vez alguien debería escribir una especie de vademécum de cómo no hay que hacer periodismo, analizando los casos publicados por el diario ABC, experto en alterar hechos, maquillarlos y convertirlos en “vendibles”. Aunque la Constitución Nacional haya eliminado la tipificación de delitos de la prensa, sí establece que hay delitos cometidos a través de la prensa, y es precisamente eso lo que realiza el grupo Zuccolillo, de manera cada vez más descarada.

La población de Ciudad del Este no merece esta estocada salvaje que está recibiendo de un medio de comunicación que lo único que busca, como siempre, es llevar agua a su molino, o a los bolsillos de sus patrones. Debiera haber algún mecanismo que impida que el periodismo siga siendo utilizado como negocio por gente inescrupulosa que se ha vuelto millonaria a través de él.

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