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Una nueva incoherencia

Cada vez con más frecuencia el grupete de añetetes y opositores aparecen con alguna incoherencia, que demuestra a las claras que las reglas rigen para el enemigo y no para ellos. Ahora resulta que todos se sienten orgullosos de ser amigos de Ulises Quintana; tirios y troyanos, Bacchetta y Payo Cubas, o Payo y Nani Arrúa, los dos extremos ideológicos, se pavonean en las redes sociales y hasta en la sesión del Senado mostrando como una medalla al mérito su amistad con el diputado abdista, preso en Viñas Cué por complicidad en el tráfico de drogas, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias.

Muy bien. Nosotros siempre hemos defendido el derecho del ser humano a tener amigos y ser leal a ellos, sin importar las cuentas pendientes que éstos pudieran tener y sin que esas cuentas tengan por qué salpicar al amigo, por el mero hecho de serlo.

Pero ellos no pensaban así. Resulta que estos señores señalaron con el dedo, exigieron investigación y condenaron a Horacio Cartes por haber reconocido públicamente que era amigo de Darío Messer, un empresario brasileño a quien la Justicia de su país le abrió una investigación mucho después de que fuera evidente la amistad entre ambos.

No solo criticaron sino que crearon una comisión bicameral de investigaciones, para arrogarse funciones jurisdiccionales, presidida por alguien que no fue declarado electo y proclamado por el tribunal superior de justicia y, por consiguiente, tiene especial interés en que HC no ocupe su banca, dejándolo fuera.

Y conste señores, y es muy bueno aclararlo, que Messer está imputado por uno de los delitos por los que se le imputa a Quintana, el del lavado de dinero. Pero jamás se sospechó siquiera que también se hubiera dedicado al tráfico de drogas. Tener un amigo sospechoso de ser narcotraficante, aunque eso no implique el fin de la amistad, por lo menos tendría que hacer que uno dejara de jactarse públicamente de la misma, como si el susodicho amigo fuera Gandhi y no un presunto traficante.

Habrá que ver si ahora se plantea la creación de una nueva comisión bicameral que investigue los vínculos de Payo (“Ulises es nuestro amigo, carajo”), Nani Arrúa y Bacchetta con los delitos por los cuales está imputado Quintana. Exactamente como se hizo con la bicameral del trucho, que hasta ahora no ha podido encontrar un solo indicio de que Cartes y Messer, además de amigos, hayan sido socios comerciales en alguno de los delitos por los que se imputa al brasileño.

Así es como se debería actuar en un país serio, en donde las cosas se miden con la misma vara y la Justicia actúa igual para amigos y enemigos. Horacio Cartes fue ferozmente condenado por su amistad con Darío Messer. Y conste que no es porque les faltaran argumentos para atacar al expresidente, ya que de eso hicieron casi una profesión en los últimos años.

La próxima vez que armen todo un show para perseguir a alguien porque simplemente les da la gana, deben pensar en que, en algún momento, podría tocarles a ellos vivir lo mismo, y analizar cómo actuarían entonces. No siempre, tener la mayoría basta para hacer lo que a uno le venga en gana.

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