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Con Vargas Peña hay que tener estómago

Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso
Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso

Lamentablemente hay “periodistas” que perdieron el respeto a la profesión y no existe organización que bregue por el mejoramiento de las expresiones verbales. Uno de esos comunicadores sociales deplorables, sin dudas, es Enrique Vargas Peña, alguien que “escupe”  infinidad de términos groseros y huecos, cada vez que abre la boca.

Este personaje, que evidentemente es capaz de hacer cualquier cosa para tener su minuto de fama, en un poco más de año que lo rajaron del Grupo La Nación, ya recorrió varios medios hasta que la semana pasada comenzó a tener espacio en ABC Cardinal. Para acompañar a éste grosero, como oyente, hay que tener estómago.

¿Y qué puede hacer un amargado como EVP? Una persona como ella demuestra, con una actuación de esa naturaleza, ignorancia o amargura. Muchos no entienden y no entenderán por qué… cada vez que abre el pico, para dar una “opinión”, le sale tantas estupideces y con términos vulgares.

Cuando empezó en ABC Cardinal, lo primero que hizo fue hablar de cambio en la conducta de una persona. Y quien más podría hacer referencia a la misma si no es Vargas Peña, porque es el tema que él maneja muy bien. Basta recordar que tras haber sido un genuflexo, haciendo reverencia al presidente Horacio Cartes, pasó a odiarlo de una manera inexplicable. Eso es lo que se llamaría “cambia, todo cambia”.

También vale recordar otra faceta de Vargas Peña, en el papel “propagandista del oviedismo” y sobre el particular le refrescó la memora no hace mucho el director de nuestro diario, Benjamín Livieres. Aquella tarea a favor de Oviedo desarrolló junto a otros compañeros de trabajo de entonces, como Raúl Melamed, Alfredo Jaeggli, Cano Radil y su propio padre (finado).

Agregó el director de ADN que “después de un paréntesis en el que no tuvo mucho protagonismo, volvió al escenario de amores con Efraín Alegre, en vísperas de los comicios del 2013, siendo entonces propagandista del efrainismo, hasta que un buen día amaneció de amores con Horacio Cartes, pasando a ser entonces propagandista del cartismo”.

Siguió diciendo Livieres: “Hasta que, para sorpresa de propios y extraños, empezó a bombardear al presidente de mañana, tarde y noche, para lanzarse de nuevo a los brazos de Efraín, más los de Marito, Desirée Massi y Rafael Filizzola, o sea, pasó a ser…propagandista de la oposición”.

Y así es Enrique Vargas Peña, tras haber sido un gran “chupamedia” quiere mostrarse como una persona íntegra y como supuesto periodista se cree con derecho de insultar a la gente. Aunque por cierto, “el chancho no tiene la culpa, sino el que le da de comer”.

Cuando recibió la patada de su vida, echado de La Nación, comenzó a hablar de persecución, de censura, etc y recorrió todos los programas contreras al gobierno de Cartes. Pero apareció una que le puso en su lugar, Carmiña Massi. Dijo que el “periodista” tendrá que bajarse los pantalones para pisar el set del programa donde ella se encuentra.

“En el momento en el que Enrique Vargas Peña se baja los pantalones, va a estar en TeleShow y esta es nuestra bienvenida, así que…, aunque no quieras vas a tener que venir y a bajarse los pantalones querido”, manifestó la conductora.

Hay que recordar que Vargas Peña babeó todo cuando se confirmó la compra de dos medios escritos y dos radiales por parte del Grupo Cartes. Entonces el malhablado “periodista” pertenecía a los medios adquiridos.

Pero más temprano que tarde fue despedido y salió con serrucho en la mano, llegando así a La Tele. Su primera víctima fue Dany Ríos.  Un artículo de nuestro diario decía en aquel momento que “Juntos Santiago González y Vargas Peña son oportunistas, camanduleros y mientras fungen de demócratas y defensores de la verdad, el único amor que sienten es hacia sí mismos y sus bolsillos.

Ha quedado más que evidente que están dispuestos a venderse al mejor postor y defender a rabia los intereses de sus patrones cuando eso conviene a sus intereses”.

Agregó: “Son cepilleros y cantan loas al patrón de turno siempre y cuando este satisfaga todas sus exigencias. Cuando dejan de hacerlo, se convierten en furiosos contreras y atacan despiadadamente todo eso que defendieron con entusiasmo poco tiempo antes”.

Nada, nunca, en ninguna parte, puede justificar una agresión a un periodista o a ninguna persona, pero este antipático y grosero seudo periodista se expone de verdad. Pero por favor, no la violencia y como diría Elpidio Delvalle Coronel, quien trabaja en las Fuerzas Armadas de la Nación, “Que se vean los que le escuchan, quienes por lo visto tienen estómagos”.

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