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ASUNCIÓN.- La fiscal Teresita Martínez, quien encabeza la pesquisa sobre trata de personas de la que resultaran víctima mujeres paraguayas de varias localidades y que fueron rescatadas en Francia, explicó que si las afectadas deciden pueden quedarse en el citado país, puesto que la ley establece que deben ser asistidas y protegidas por el gobierno del país de destino.
“Pueden decidir quedarse y deberán recibir todas las garantías”, aseveró la representante del Ministerio Público. Las afectadas fueron encontradas en un prostíbulo en las localidades francesas de Nantes y La Roche-Sur-Yon.
Manifestó además que la trata es una modalidad criminal muy difícil de combatir por varios motivos. Primero, porque las víctimas no se identifican como víctimas, porque están amenazadas con respecto a sus familiares, por ejemplo. Usualmente quienes las captan son conocidos, parientes, familiares cercanos que saben perfectamente de dónde provienen.
Las autoridades detectan los casos y entonces comienzan a buscar indicadores que demuestren la trata, ya que las víctimas tienen miedo a denunciar. Deben encontrar que estén encerradas, que no sobren sus salarios, que no cuenten con sus documentos y una serie de otras pruebas.
En este último procedimiento de gran envergadura, sostuvo que se venía realizando la investigación desde el 2015 y contó con el apoyo de Europol, que constituye un hito en la cooperación policial internacional, al permitir trabajar de manera conjunta a los agentes de distintos estados y desarticular así la organización criminal.
El modus operandi consistía en que las mujeres eran captadas principalmente en Paraguay y posteriormente trasladadas a Europa, donde se veían obligadas a ejercer la prostitución. Los encargados de captar a las víctimas estaban asentados en Ciudad del Este (Paraguay).
Los mismos hacían falsas promesas de un trabajo en España como masajistas, empleadas domésticas o de supermercados, a quienes les pagaban el viaje.
Su viaje empezaba en la ciudad paraguaya de Asunción con destino a Sao Paulo (Brasil) y desde allí entraban en territorio Schengen (países de la Unión Europea donde hay libre circulación de personas) a través del aeropuerto de París.
A partir de ese momento algunas de ellas eran trasladadas hasta Nantes y otras volaban a Madrid, donde se les informaba de su verdadero trabajo y de la deuda que habían contraído, en torno a 3.000 euros (unos 3.375 dólares) cada mujer, comentó la representante pública.
