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Wiens, disfrazado de buen ser humano

Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso
Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso

“Vengo de los designios de Dios que preparó mi vida para esta circunstancia”, dijo Arnoldo Wiens, el entonces pastor menonita, cuando anunció que quería ser Presidente de la República, allá por el 2011.

Sin dudas que fue un personaje catapultado por sus supuestos valores éticos y más porque proviene de los menonitas en Paraguay, quienes proyectaron y proyectan una buena imagen, de serios, organizados, trabajadores, tenaces, vencedores de miles de situaciones adversas, especialmente en el Chaco.

Pero este Wiens es un sinvergüenza, cretino, calificado de jumento por el diario ADN en su editorial del 5 de diciembre del 2016. Y no era otra cosa que un engendro disfrazado de buen ser humano, un vividor porque su actuación es típica de aquel hombre apuesto, que mediante manipulación logra entrar a la gente, que se aprovecha de la bondad o de la propia necesidad para engatusarla.

Es el tipo de vividor que abunda, con una ambición de alto vuelo y que perjudica, les roba la ilusión a muchas personas. El vividor es un hombre descarado, que mediante actitudes y comportamientos es capaz de envolver a la ciudadanía en un mundo ficticio.

Con el disfraz de buen ser humano, se precandidató para la Presidencia de la República, en el 2011. Sin embargo, al parecer ni los miembros de su iglesia le prometieron apoyo y como último intento viajó a Bombay, República de India y se reunió con el presidente de la automotriz Mahindra, Anand Mahindra. Creyó que tendría el apoyo económico, por el solo hecho de hacerle propaganda a esa máquina.

Al parecer, de vuelta el tiro le salió por la culata y no tuvo otra alternativa que bajarse de su candidatura y correr desesperadamente hasta el señor Horacio Cartes. En nuestra jerga popular, de los muy mal hablados, no solo se bajó de su candidatura, se bajó otra cosa también.

“Con sus finanzas destrozadas, ni un peso más partido por la mitad, todos los financistas de su escuálida campaña corriendo lo más lejos posible. HC metió las manos en sus bolsillos y arregló todo”, decía también otra parte del editorial de ADN.

Hoy es difícil saber dónde quedó aquel Wiens guiado por los “principios y por la confianza en Dios” y de acuerdo a las Sagradas Escrituras, está más cerca de una de las características de los impíos y malvados, que es la falta de honestidad y seriedad.

En aquel entonces, Wiens agradeció a las personas que lo acompañaron durante su postulación y garantizó que con Horacio Cartes “podemos llevar a cabo nuestro sueños”, sostuvo.

Aquel agradecimiento a las personas que le acompañaron en su movimiento “Valor Republicano”, si es que hubo algunas, nadie quiere escuchar. Wiens arregló solo su candidatura a la senaduría, le traicionó a su minúsculo grupo de seguidores. Nunca nadie le creyó su cuento de que “el interés general ha primado sobre el interés individual”, porque solamente su ambición personal lo llevó a esa instancia.

No debe haber persona más caradura, desvergonzada, desfachatada que éste senador. Tras haber dicho que los políticos utilizan al partido para llenarse los bolsillos, olvidando al pueblo que los encumbró, hoy él solo debe ser peor que todos aquellos juntos.

Ahora ya no solamente piensa en su bolsillo o acomodarse en el lugar donde por desgracia llegó, sino también ya quiere echar por tierra la voluntad popular.

Dijo que se mantiene en su postura contra la renuncia de Horacio Cartes, para evitar que el hoy presidente de la República jure como senador de la Nación. Hay que avisarle a ésta “oveja descarriada del rebaño del Señor”, que el señor Cartes fue el más votado para la senaduría. Es la voluntad del pueblo, expresada en las urnas el pasado 22 de abril, la que está en juego. No la voluntad de unos politiquillos amargados, como también los son el diminuto personaje Eduardo Petta y esa que casi se llevó el Ministerio de Educación a su casa, Blanca Ovelar.

Este trío, cuando se trata de pelear por su conveniencia y por ocupar cargos o lugares de privilegio, no tienen empacho. Y por lo visto siguen pensando que la gente les cree, con aquel cuentito de que están en la cancha para incluir valores en la política, buscando supuestamente que corra agua transparente dentro del Partido Colorado, para sacar al país de la pobreza, de la inseguridad y del atraso.

Basta de mentiras y falsedades. En este periodo de 5 años, ¿Qué hicieron?  Wiens al parecer presentó un solo proyecto de Ley, con el que casi mandó al mazo a los indígenas. Buscó modificar la Ley 904/81 “Estatuto de las Comunidades Indígenas”.

Con esa legislación hubiera aumentado indígenas mendigando en las ciudades. Fue interpretada por varias organizaciones indígenas como una intención de abrir las tierras nativas al uso privado, por medio de acuerdos.

Y ese es Arnoldo Wiens, quien llegó hasta donde llegó gracias a Horacio Cartes y ni sabe lo que significa sentimiento de gratitud. Y no debe saber, porque esa virtud está reservada para los espíritus más elevados y para las inteligencias mejor desarrolladas. El sentimiento de gratitud exige valores éticos, en donde estén resueltos los conceptos de dar y recibir. Es pedir mucho a Wiens que entienda esto.

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