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Ya no tiene aquel temple de “Acero”

No sabe más qué hacer para desviar la atención de aquellos temas que le afectan personalmente o restan puntos a sus ahijados políticos, quienes de por sí tienen grandes dificultades para hacer despegar sus campañas con miras al 2018. Su diario publicó ayer como “gran tema” el cruce de llamadas entre asesores y allegados al presidente Horacio Cartes y el entonces comandante de la Policía Nacional, Críspulo Sotelo, presentando tales hechos como supuestos “elementos probatorios” de la participación del gobierno en el atraco al local del PLRA y el crimen de Rodrigo Quintana, en la madrugada del 1 de abril pasado.

Dos líneas de título, a seis columnas, tamaño catástrofe, sobre algo absolutamente normal en el marco de la grave crisis del 31-M. Sin embargo, ni una palabra sobre las numerosas denuncias por corrupción que pesan sobre sus hombros, ni  respecto a la bárbara decisión de condonar la deuda de no sabemos cuántos miles de labriegos, adoptada día atrás por el Senado a instancia de Mario Abdo Benítez y Efraín Alegre, sus incondicionales servidores. Definitivamente, Aldo Zuccolillo ya perdió los reflejos para manipular la información de manera más sutil y solo apela recurrentemente al manotazo de ahogado.

Aplicando un viejo recurso del marketing de la mentira, que se aplicaba cuando las informaciones se transmitían a paso de tortuga y se demoraban el mismo tiempo en ser desmentidas, “Acero” quiere apagar los incendios que le asechan inventando uno mayor, como lo sería que el primer anillo de HC estuviera involucrado en el atropello a la sede del principal partido de oposición y al asesinato de un joven activista. Pero en pleno siglo XXI ya no es así. Las informaciones se divulgan a la velocidad del rayo y las que son falsas quedan al desnudo muy rápidamente. A lo sumo sirven de base para que Alegre convoque a una conferencia de prensa, de lo único que “vive” este hombre, para algunas otras tapas y más nada.

Ocurre que, desde el punto de vista jurídico, presentar un cruzamiento de llamadas como “prueba” de un hecho punible resulta un reverendo disparate, hasta para un estudiante del primer curso de Derecho. Además, la operación mediática es tan descabellada que destaca las llamadas realizadas al jefe policial por varias personas próximas al presidente, como Luis Canillas, José Ortiz y los senadores oficialistas Juan Darío Monges y Lilian Samaniego, al igual que los liberales Fernando Silva Facetti y Enzo Cardozo, entre otros aliados coyunturales, como si fuera que una orden de esa naturaleza se impartiera telefónicamente y, para colmo, en “sextuplicado”.

Por otra parte, en circunstancias como las vividas las noche del 31 de marzo y la madrugada del 1°, lo anormal sería, en todo caso, que asesores y dirigentes ligados al presidente no se comunicaran fluidamente con el comandante de Policía para saber, minuto a minuto, cómo transcurrían los hechos.

Ahora bien, al margen de estas jugarretas a las que ABC ya nos tiene acostumbrados en los últimos tiempos, en su afán enfermizo por atacar al gobierno, lo llamativo es que en sus tapas no dice una palabra de la investigación de la que está siendo objeto su director-propietario por la adquisición fraudulenta de un valioso terreno que pertenecía a la Municipalidad de Encarnación, ni a las denuncias que lo vinculan al “Fifa-Gate” y al lavado de 30 millones de dólares en la entonces Financiera Atlas, ni tampoco al despojo de un valioso terreno valuado en más de 15 millones de dólares, que le costó la vida a su anciano dueño.

Es igualmente llamativo que mientras la portada de ABC incriminó a medio mundo en su ridículo “complot”, dejó de lado el hecho político más trascendente del momento, cual es la condonación resuelta por el Senado a favor de miles de labriegos, cuya implementación representará para el Estado, es decir, para todas la ciudadanía, una erogación de 160 millones de dólares, como mínimo.

No se trata de un hecho accidental, ni a la falta de oficio u olfato periodístico, sino al indisimulado objetivo de encubrir a dos de los principales responsables de tamaña atrocidad política y legislativa: “Marito” y Efraín, a sabiendas de que la difusión del tema les producirá un alto costo electoral.

Lo que Zuccolillo viene publicando y deja de publicar es fiel expresión de la decadencia de su medio y de él como director-propietario. Es la pérdida de aquel temple de “Acero”, esa fuerza para ponerle el pecho a situaciones exigentes o de riesgo, que ya es cosa del pasado. Ahora solo atina a eludirlas y a desviar la atención, para intentar “zafar” de algún modo.

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