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Zuccolillo, Esopo y la chica del 8-M

Así como como la Grecia clásica atribuyó a Homero la paternidad de la “épica”, así también le asignó a Esopo la de la “fábula”; un relato breve protagonizado por animales, cuya finalidad educativa se explicita en una moraleja final. “La zorra y las uvas”, “El lobo y el asno”, “La cigarra y las hormigas” son algunas de entre tantas, en las que parece haberse “inspirado” el editorialista de ABC color, en su edición de ayer, guardando las diferencias en lo que a “la pluma” se refiere y, para desgracia de los lectores, también a la extensión.

“Lugo-Nicanor, el bolivarianismo marxista al acecho”, es el largo título escogido para fabular sobre el escenario político nacional y su futura proyección. El cuento trata de un presidente, HC, que se convierte en violador  de la Constitución si otro poder del Estado, independiente, como es el Legislativo, aprueba la enmienda para instituir la figura de la reelección. Y no solo eso. Con ello, el desalmado mandatario “estaría dejando al país a merced del bolivarianismo castro-marxista”, representado por la fórmula que integrarían un exobispo, Fernando Lugo, y un expresidente que luego bajó de rango y se convirtió en exembajador, Nincanor Duarte Frutos, quienes se alzarían con un cómodo triunfo electoral y, “de paso” conquistarían ambas Cámaras del Congreso.

Así, el zorro de Castro, desde el infierno, y Chávez, cómo mínimo desde el sexto escalón del purgatorio, estarían metiendo la cola en la vida política nacional y proclamarían a sus discípulos, los mencionados, como presidente y vicepresidente de los paraguayos. Todo esto, claro está, si se aprueba la enmienda, que por supuesto sería responsabilidad del villano presidente.

El alocado escenario es tal que antes de proseguir, el propio escriba de Zuccolillo se ve en la necesidad de aclarar que la dupla en cuestión, “a primera vista podría parecer inconcebible”, para luego recurrir a los antecedentes que, según él y su patrón, serían muestras irrefutables de la veracidad de lo que afirman. ¿Y cuáles son esos atecedentes?: Que “Nicanor fue un excelente anfitrión de los dictadores Fidel Castro y Hugo Chávez” y que “un año después, en un acto político realizado en el departamento de San Pedro, nuestro compatriota lució una chaqueta y una boina militares, imitando al locuaz bolivariano”.

Sin desperdecio. Una verdadera joya que trasciende la literatura e ingresa de lleno al campo de las ciencias políticas, según las cuales, en ésta “novedosa” versión, las analogías ideológicas se establecen por el cumplimiento de las normas protocolares entre mandatarios o, más serio aún, por la vistimenta que alguien usara en alguna ocasión. Además, tanto Nicanor como Lugo fueron presidentes, uno cinco años y el otro más de tres. Los conocemos sobradamente por sus actos, que pueden y deben ser sometidos a la crítica, pero no inventando historietas, ni agitando el “cuco” del “castro-marxismo”, al más puro estilo de “La Voz del Coloradismo”, como recurso desesperado para intentar abortar la reelección.

Pero volvamos a la literarura que es más entretenida. El final del editorial es apoteósico. “Dos monstruos acechan al Paraguay”, y reitera, “el culpable es…Horacio Cartes”. Solo le faltó la moraleja, para ser una fábula completa, que bien podría ser la misma con la que una chica del 8-M concluyó una entrevista que se hizo viral:  “¡Ay, boludo!, creo que me estoy re confundiendo. Disculpame”.

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