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La última campaña que se le ocurrió al dueño del diario ABC, Aldo Zuccolillo, fue atacar a las listas del Senado y Diputados de la ANR, con la excusa del voto cruzado, y en el convencimiento de que la elección del presidente y el vicepresidente de la República ya está definida. Pero esta es una más de las miles de veces que el patrón ordenó que se violara la Constitución y las leyes, con tal de salirse con la suya.
ASUNCIÓN.- Haciendo uso y abuso de la credibilidad de la que gozaba su diario hasta hace unos años, Zuccolillo aprovechó para imponer ideas y desinformar a la ciudadanía en muchas ocasiones. Fue el buque insignia de los revoltosos violadores de la institucionalidad que el año pasado pretendieron generar conflictos en la ciudadanía para impedir, a toda costa, que se pudiera aprobar la reelección presidencial en la Constitución.
Hizo de todo para lograrlo, mintiendo de manera descarada hasta en sus principales titulares de tapa, y siempre con la intención de generar la suficiente crispación como para que se pudiera reeditar el Marzo Paraguayo de 1999.
Así que nadie puede dudar de que, en materia de violación legal y constitucional, Acero tenga una amplia trayectoria, por lo tanto, la reciente campaña a favor del voto cruzado es apenas una mancha más en su frondoso expediente. Uno de los apoderados de la ANR, el doctor Eduardo González, había recordado hace unos días que la Fiscalía debiera intervenir de oficio en esta campaña, puesto que es una clara violación a la veda que dispone el Código Electoral para los días previos a unas elecciones, ya sean municipales o generales.
González también había recordado que, aunque en esta campaña no se diga a favor de quién o en contra de quién se incita al voto cruzado, no se puede obviar que, previamente, ABC había insistido varias veces con que no había que votar a los candidatos a senadores y diputados de la ANR, por lo tanto, es obvio que la campaña es en contra de la Lista 1.
Pero nada de esto parece tener importancia. El violador serial de la Constitución y las leyes sigue gozando de absoluta impunidad, porque en su caso nadie se anima a poner el cascabel al gato. Tanto jueces como fiscales tienen terrible miedo a enfrentarse con Zuccolillo porque saben que la respuesta será utilizar su diario para ventilar sus trapitos sucios, y todos parecen tener techo de vidrio.
