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El calendario de febrero del “Supremo Centenario”, el homenaje por los 100 años del nacimiento del autor paraguayo Augusto Roa Bastos, está cada vez más fascinante. Esta vez descubrieron una faceta oculta del galardonado escritor; el de deportista. En ese sentido, la celebración fue en el Consejo Nacional de Deportes, donde revelaron que el Premio Cervantes también fue remero y ciclista.
ASUNCIÓN.- El pasado martes 21 de febrero, tuvo lugar el homenaje a Augusto Roa Bastos denominado “Supremo Centenario” en el Consejo Nacional de Deportes. El evento se enmarca en el calendario de febrero de los festejos del centenario del nacimiento del máximo exponente paraguayo de las letras.
El acto fue organizado en conjunto por la Secretaría Nacional de Deportes y la Fundación Roa Bastos, presentando el póstumamente conocido perfil deportista del Premio Cervantes como remero y ciclista.
“En lo que a mí se refiere, todo se mezcla. Política, guerra, folclore, deporte; de hecho, yo no era solo comentarista en la radio… …además campeón de remo de singles plus en el Club Mbigua”, leyó Mirtha Roa, hija mayor del escritor y directora de la Fundación Roa Bastos, presentando este fragmento del texto escrito por el autor sobre sus propias vivencias como una de las pruebas de la activavida deportiva de su padre.
“Es un orgullo poder rendir este homenaje a Augusto, por sus logros, por ser un paraguayo universal y ser conocido en todo el mundo. Hoy podemos decir que Augusto Roa Bastos es un ejemplo a seguir no solo para poetas y escritores, sino también para los deportistas porque evidentemente su cultura abarca un espectro sumamente grande. Por eso, ¡viva Roa Bastos!”,expresó Víctor Pecci, ministro de la SND.
Así también, los familiares de Roa encontraron un manuscrito del 29 de octubre de 1942 en el que componía el “Canto a los Remeros Paraguayos”, poema dedicado a los regatistas que participaron en la Excursión a Remo que partió en Asunción (Paraguay) y culminó en Montevideo (Uruguay). El texto fue entregado a los remeros paraguayos del Club Mbigua, en la que el mismo Roa Bastos expresó que militó en sus tiempos de remero. El poema fue encontrado entre los afectos personales del literario tiempo después de haber fallecido, por lo que el hecho de conocer a un Roa Bastos deportista fue una sorpresa también para sus propios familiares.
