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ASUNCIÓN.- Alberto Acosta Garbarino, analista de economía dijo que “Mario Abdo Benítez comenzó su gobierno perdiendo dos a cero, ya con un desgaste encima; lo normal debió haber sido 100 días de acomodo, pero esta administración nació sin esos 100 días, ya debió enfrentar varios problemas enfrentó días previos a su asunción, ya se le encimó la jura de Cartes, la crisis de (Rodolfo) Friedman, lo de (Óscar) González Daher, la crisis con Israel etc. que ya reventaron antes y desgastaron al presidente, incluso antes de asumir”.
Estos goles en contra, “producto de estos problemas que sin dudas tienen su costo, avanzar tiene su costo, retroceder también tiene su costo y estas situaciones sin dudas lo están desgastando muy rápidamente”.
SIN COORDINACIÓN
Entiende que es los hombres del presidente no logran encontrar el hilo conductor que les índice el camino a seguir y eso hace cuesta arriba al gobierno. “Sin dudas esta administración es un conglomerado de sectores del Partido Colorado sin una coordinación efectiva entre ellos y eso se nota en varias acciones, como en la construcción del Presupuesto”.
Esta referencia de Acosta Garbarino tiene que ver con el doble discurso del Poder Ejecutivo enviado al Congreso. Por un lado el presidente Abdo Benítez que propone austeridad y en paralelo los ministros y ordenadores de gastos hacen intenso lobby en el Parlamento para aumentar sus partidas presupuestarias.
ARRIESGAR LA SEGURIDAD PARA SALDAR FAVORES
Ni bien Abdo Benítez se hizo cargo del poder, lo primero que hizo fue una riesgosa jugada internacional retornando la embajada paraguaya a Tel Aviv, actitud considerada como “alta traición a Israel y a los Estados Unidos”.
Este hecho fue reclamado por el primer ministro israelí, quien prácticamente rompió relaciones y retiró su embajada del Paraguay.
El analista Alberto Acosta Garbarino, asegura que “el intento de Mario Abdo Benítez de retornar la embajada a Tel Aviv deja al país con problemas diplomáticos con Israel y por supuesto con Estados Unidos”.
Por si esta acción diplomática fuera poco ordenó a su canciller iniciar conversaciones con Palestina, históricamente enemistado con Israel y considerado cuna de los grupos terroristas como el Hezbollah. Las sospechas de este movimiento fue atribuido a Hugo Velázquez, vicepresidente de la República como pago a posibles financiamiento electoral de grupos libaneses que operan en la Triple Frontera. Velázquez fue fiscal adjunto y se desempeñó varios años en Ciudad del Este.
