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ASUNCIÓN.- Mario Abdo Benítez representa todo eso que dice combatir. Toda su vida vivió del Estado gracias a que su padre era hombre de confianza del dictador. No sabe lo que es trabajar y producir porque jamás necesitó hacerlo. Por eso está tan enojado con el gobierno de Horacio Cartes, que declaró una lucha frontal al prebendarismo. Con su candidatura pretende el retorno del stronismo, un sistema que añora profundamente.
El presidenciable por Colorado Añetete pretende mostrarse como el democrático, honesto y confiable. Sin embargo, todo lo que dice combatir en sus adversarios es lo que él mismo representa.
Hijo de quien fuera el secretario privado de Alfredo Stroessner, Marito siempre vivió colgado de las tetas del Estado. Cuando ocurrió el golpe de Estado, la fortuna familiar era tanta que pudo seguir manteniendo su vida de lujos y privilegios, por lo que no sabe lo que es trabajar y mantener a su familia con el sudor de su frente.
Una persona no puede ser condenada por lo que fueron sus antepasados, pero si Marito hubiera sido honesto y comprometido con la democracia, le habría resultado fácil renunciar a la fortuna malhabida de su padre y vivir como cualquier Juan Pueblo de los tantos que abundan en este país. Si no lo hizo, es porque es un vividor y oportunista, o porque defiende y añora el nefasto sistema stronista.
Sea como fuere, resulta absurdo que el hijo de la dictadura pretenda convencernos de que representa a la democracia y que defiende el respeto a las instituciones. Si bien es cierto que nos acusan de ser un pueblo con memoria corta, afortunadamente son los menos los que lo ven como una opción válida para un futuro diferente.
Por lo tanto, cuando se habla de que Marito representa lo viejo, no es en balde, puesto que es la personificación del stronismo de pura cepa, tanto como político como por su condición de vividor del Estado paraguayo. Eso es lo que tanto le hace enojar en contra de Cartes y su modo de gobierno. Estos últimos 4 años, a pesar de haber conseguido ocupar una banca en el Senado, la situación fue dura para Abdo Benítez y su entorno, porque tuvieron que aguantar un gobierno que declaró una guerra frontal al prebendarismo y al clientelismo político, algo que él promete reactivar si llega a la Presidencia de la República.
