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Salvo para la Fiscalía y los medios “independientes”, nadie duda de que los verdaderos propulsores de la crisis del 31 de marzo, que tuvo como consecuencia la quema del edificio del Congreso y la muerte de Rodrigo Quintana, fueron los supuestos defensores de la democracia, que sacaron patotas a la calle con el objetivo de quebrar el Estado de Derecho. Estos sinvergüenzas pretenden seguir ocupando cargos públicos.
ASUNCIÓN.- Están bien identificados quienes esa fatídica tarde alentaron el enfrentamiento entre paraguayos, llevando a sus huestes a la plaza para que agredieran a los agentes de Policía. Mario Abdo Benítez, Efraín Alegre y Rafael Filizzola incitaron a la violencia de manera descarada y después, junto con otros miembros del “grupete” de senadores disidentes y opositores, aplaudieron con fuerza cuando la televisión transmitía la invasión al edificio del Congreso y su posterior quema.
Pero ninguno de ellos fue siquiera investigado por la Fiscalía que tiene a su cargo el caso, que prefirió imputar a los esbirros y no a quienes los manejaban. Es por eso que hoy, de manera totalmente impune, pueden volver a postularse para seguir ocupando cargos públicos a costa del erario del pueblo.
Abdo Benítez y Alegre son precandidatos a presidente de la República, uno por la ANR y el otro por el PLRA. Si alguno de los 2 –Dios no lo permita- llega a ganar, primero sus internas y después las nacionales, tendremos en el Palacio de López a un claro incitador, que busca imponer sus ideas a través de la violencia.
Pero no son los únicos que pretenden seguir mamando de las tetas del Estado a pesar de haber pretendido el quiebre constitucional, reeditando el Marzo Paraguayo. Allí está el liberal Luis Alberto Wagner, uno de los principales propulsores del enfrentamiento entre proenmienda y antienmienda, que llegó a amenazar con los puños a sus colegas senadores que pretendían tratar el proyecto.
Y qué decir de los colorados Enrique Bacchetta, Silvio Ovelar y Juan Carlos Galaverna; o los liberales Salyn Buzarquis, Miguel Abdón Saguier, Víctor Ríos o Amado Florentín, que amenazaron con la invasión de las plagas de Egipto a los proenmienda, y festejaron alegremente la quema del Congreso. Y tampoco podemos olvidar a Desirée Masi, quien pretende seguir instalada en el Senado a pesar de su actuación procaz e indecente, siempre con la complicidad de su marido, el imputado Filizzola.
La única forma de evitar que estos delincuentes sigan viviéndonos es a través del voto. Por eso es importante la participación en las internas partidarias simultáneas. Hay que botar a estos badulaques.
