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Esta semana se define el juicio político a Sindulfo Blanco, el primero de los 3 ministros de la Corte Suprema de Justicia en ser enjuiciado por el Senado. No hay votos suficientes para condenarlo por lo que quedará libre y sin culpa, a pesar de basar su defensa en la “certeza constitucional”, una figura que no existe aunque fue aplicada varias veces por el máximo tribunal.
ASUNCIÓN.- De lo único que no puede quejarse el ministro Blanco es de no tener suficientes defensores. Su equipo se compone de seis abogados, cinco de ellos para el ámbito constitucional: Jorge Bogarín, Juan Manuel Bogarín, Betina Legal, Richard Rojas y Ariel Blanco, hijo del acusado. El ámbito político estará a cargo de Horacio Galeano Perrone.
Y es por eso que llama la atención que tan concurrido equipo de defensa, con renombrados abogados, base la defensa del ministro en una figura que no existe y que la propia sala constitucional de la Corte lo ha reconocido, la certeza constitucional.
Esta mañana, la defensa de Blanco presentará ante la secretaría del Senado las pruebas documentales de la inocencia de su defendido. Mañana, las expondrá ante el plenario, que fue convocado a sesión extra. El proceso culmina el miércoles, cuando las partes den sus alegatos finales y el tribunal dará a conocer la sentencia.
Este no es un juicio común sino político, así que poco importa –lamentablemente- que el juzgado sea inocente o culpable, lo que se necesitan son 30 votos para condenarlo; caso contrario, será declarado inocente aunque las pruebas en su contra sean abrumadoras.
De acuerdo a lo dicho por sus abogados, la defensa se basará en la certeza constitucional, queriendo con ello aducir que todos los actos de su defendido se basaron en lo que dispone la Constitución Nacional.
Es interesante esta elección, puesto que no hace mucho tiempo ha quedado más que claro que la certeza constitucional es una figura que no existe en nuestro Derecho Positivo y es uno de los casos que demuestran el desconocimiento de la ley por parte de los ministros de la Corte, que la utilizaron en casos anteriores sin saber que no podían hacerlo.
Pero nada de esto importa. A la hora de la verdad, las decisiones a favor o en contra de condenar a Blanco son políticas. Faltan 3 votos para condenarlo. Y todo indica que serán 4 porque a los 18 que no asistieron a ninguna sesión se sumaría Juan Carlos Galaverna. Así que los defensores de Blanco bien pudieran decir misa si se les da la gana. Su defendido no será condenado porque hay 19 senadores que quieren que continúe en la Corte, a pesar de sus turbios expedientes.
Primero lo primero
Nadie tomó en serio el chantaje que hizo la izquierda a las cámaras del Congreso con el argumento de que apoyaría el juicio político a Blanco, Óscar Bajac y César Garay, siempre y cuando Diputados apruebe un libelo acusatorio contra otros 2 ministros, Gladys Bareiro y Antonio Fretes, que fuera presentado por el PDP y el Frente Guasu.
La postura de este sector es bastante incoherente ya que por un lado, sus representantes se oponen a la condena de los 3 primeros y por otro ellos mismos acusan a los otros 2.
Pero hay una decisión clara en la bancada oficialista de la Cámara de Diputados, que tiene mayoría absoluta, de que no se iniciará ningún proceso más hasta que no concluya el de Blanco, Bajac y Garay, quienes fueran acusados hace más de un año sin que el Senado hubiera iniciado el juzgamiento hasta hace 2 semanas y solo del primero, porque eligieron el proceso más largo y dificultoso para concretar el juicio político, hacerlo a cada uno por separado.
Si alguno de ellos resulta condenado –algo difícil- el proceso llevará varios meses; pero si con ninguno se logra la mayoría de 30 votos, durará poco y luego se iniciará la acusación de los otros 2, y volverá a empezar el circo. Todo esto no es más que pérdida de tiempo y de dinero y no resultará en nada positivo para el país.
