ASUNCIÓN – Luego de la publicación de la sentencia a los acusados por el caso de Curuguaty, reinó el descontento entre los simpatizantes de la causa.
La indignación, la rabia y la impotencia se apoderaron de la multitud que se hizo presente frente a la sede del poder judicial cuando el juez que presidía el Tribunal, Ramón Trinidad Zelaya, encontró culpables a los campesinos y finalmente dicto la condena a los acusados.
La noticia fue tomada con calma por integrantes de organizaciones campesinas, civiles, de los derechos humanos, de la iglesia católica, quienes expresaron de manera pacífica su rechazo total al castigo emitido.