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ASUNCIÓN.- Si la Fiscalía decide que hay causales suficientes para abrir una investigación sobre presunto enriquecimiento ilícito del expresidente Nicanor Duarte Frutos, en base a la denuncia presentada por Nelson Argaña, debería centrarse en el último año de su mandato (2007-2008) ya que en los años anteriores los hechos ya habrían prescripto.
Cuando presentó la denuncia contra Duarte Frutos, Argaña dijo que le había tomado bastante tiempo conseguir las pruebas, aunque luego reconoció que no las tiene y que lo que en realidad hizo fue solicitar a la Fiscalía que lo investigara, de manera que sean los agentes fiscales los que consiguieran dichas pruebas.
No es la primera vez que el Ministerio Público decide investigar los bienes de Nicanor y la forma como los consiguió, pero las dos veces anteriores la causa fue desestimada, posiblemente porque no se encontraron suficientes pruebas para imputarlo por enriquecimiento ilícito, a pesar de que el aumento de su fortuna se realizó de manera exponencial como dijo el mismo Argaña, desde 1999, cuando empezó en la actividad pública como ministro de Educación, hasta el 2008, su último año de mandato como presidente de la República.
El problema con el que se enfrentará la Unidad de Delitos Económicos y Anticorrupción si decide reabrir la investigación es que la mayor parte de los presuntos delitos ya estarían prescriptos, así que toda la artillería deberá dirigirse solo al último año de gobierno, cuando que se considera que durante sus primeros años de gobierno es cuando más aumentó su patrimonio.
Son varias las propiedades que tiene Duarte Frutos, que parecen imposibles de adquirir solamente con su sueldo de ministro primero y de presidente de la República después. Antes de meterse a la arena política de la mano de Ángel Roberto Seifart era un periodista sin mucha posibilidad de convertirse en una personalidad en el mundo de las comunicaciones. Así que la política fue un buen negocio para él, ya que de no tener casi ningún bien, ahora goza de una fortuna digna de envidia para cualquiera.
Una mansión que ocupa casi toda una manzana en Barrio Herrera, cinco estancias, una quinta, una estación de servicio y todo un piso en un edificio de un elegante y caro barrio de Buenos Aires, son los bienes inmuebles de los que goza la familia Duarte Frutos, sin contar con su fortuna depositada en bancos de plaza.
Lamentablemente, si la Fiscalía decide que hay méritos suficientes para investigarlo, solo podría hacerlo en cuanto a los bienes adquiridos entre 2007 y 2008, todo el resto quedaría impune.
